miércoles, 7 de septiembre de 2011

Interesante análisis de los comunistas argelinos sobre Libia

Reproducimos un comunicado del Partido Argelino por la Democracia y el Socialismo (PADS) sobre la guerra imperialista en Libia, las consequencias en la región, y la necesidad de construir un Frente Antiimperialista Mundial


Frente a las peligrosas consecuencias en la región de la victoria militar de las potencias imperialistas en Libia: Frente Popular Antiimperialista Patriótico Democrático Progresista para derrotar los planes imperialistas. 
Las potencias imperialistas acabaron con aplastar el régimen libio después de 5 meses de bárbaros bombardeos por medio de las máquinas más sofisticadas de muerte. ¡20 000 ataques aéreos y disparos de misiles mortíferos han sido lanzados contra Libia! La OTAN, una vez mas ha revelado su verdadera naturaleza: una organización militar de bandolerismo creada, mantenida y reforzada para saquear el mundo y dominar los pueblos, aplastar los intentos de derrocar el capitalismo, conservar y extender por la mas brutal fuerza las zonas de influencia vitales a la expansión de los intereses de las oligarquías financieras y militaro-industriales que gobiernan los países capitalistas. Todo el arsenal militar reunido de los Estados Unidos, de Francia y Gran Bretaña ha sido movilizado para destruir el potencial de defensa libio, las infraestructuras económicas vitales, privar de agua, de electricidad, víveres y medicamentos las poblaciones favorables al régimen. Matar por sed y hambruna a las poblaciones, paralizar el funcionamiento de los hospitales o de tajo destruirlos, matar sin riesgo desde el cielo a miles de civiles, empujar a un nuevo éxodo a centenares de miles de Africanos que vinieron a ganar su sustento en Libia después de huir sus país de origen empobrecidos por el saqueo imperialista, francés en particular: ¡es eso el verdadero crimen contra la humanidad que se cometió por las potencias imperialistas en Libia! El marco político del Estado y de la sociedad opuesto a la agresión ha sido destruido por los ataques ininterrumpidos de los drónes estadounidenses y los helicópteros enviados por Sarkozy, guiados en el terreno por centenares de agentes especiales británicos asistidos por los traidores a Libia.

La intervención de las potencias imperialistas en un conflicto interno no es más que una expedición colonial que legaliza el derecho de ingerencia bajo cualquier pretexto
Fue camuflada bajo el pretexto hipócrita y excesivamente mentiroso de defensa de las poblaciones civiles en revuelta contra el poder de El Gueddafi. Los objetivos de esta operación son claros: apoderarse del petróleo libio, transformar Libia en base militar para controlar el conjunto de África del Norte y los países del Sahel, preparar la toma de posesión de las riquezas petroleras argelinas, intervenir de una manera o otra en Argelia para poner a su cabeza las fuerzas políticas la mas antinacionales explotando para sus propios fines las contradicciones internas, el descontento social y las luchas para las libertades democráticas. Los objetivos son de amedrentar los pueblos tunesi y egipcio para impedirles transformar su sublevamiento contra los tiranos derrocados, tiranos apoyados por décadas por estas mismas potencias que pretenden hoy apoyar los procesos democráticos, en verdaderas revoluciones democráticas populares garantizando la justicia social y librando los países árabes de la dominación imperialista directa o indirecta. Su pesadilla es la formación de un régimen egipcio auténticamente revolucionario rechazando los acuerdos de Camp David, apoyando la lucha del pueblo palestino por su Estado libre de la ocupación sionista, y la del pueblo sirio para la liberación del Golan en un momento en que esta enfrentado a los complots concertados del imperialismo, de las monarquías del Golfo y los integristas. Los objetivos también son de reforzar las posiciones mundiales globales de las potencias imperialistas dominantes en vista de zanjar los conflictos abiertos o latentes que les oponen a China y Rusia, de romper todo intento de rediseño progresista de las relaciones económicas internacionales. En la carrera del saqueo de las riquezas petroleras de Libia y de los países que resisten todavía a sus presiones, cada gran potencia imperialista espera recoger el máximo de dividendos en detrimento de sus rivales.
Esos verdaderos objetivos no tienen nada que ver con un cualquier apoyo a la aspiración legitima de los pueblos árabes de poner fin al arbitrario y al despotismo de sus dirigentes, mucho menos a deshacerse de la dictadura de los regimenes burocrático-compradores al servicio de las multinacionales y de sus Estados imperialistas, a escoger libremente dirigentes firmemente decididos a promover un desarrollo económico independiente que asegura el progreso a sus pueblos.
Nada es mas contrario a la verdad que lo de afirmar que los agresores no han hecho mas que apoyar a los “insurrectos” de Benghazi. Son las potencias imperialistas que han sido “respaldadas” en su agresión contra Libia por una coalición de fuerzas sociales de las mas reaccionarias y las mas entreguistas. La punta de lanza de esta coalición son los nostálgicos de la monarquía derrocada en 1969, los islamistas integristas fanáticos – botafuegos de la insurrección armada- partidarios de un Estado teocrático que el régimen libio ha combatido a justa razón, las fracciones burocráticas-compradoras corrompidas del régimen libio, aliadas al imperialismo. Estas ultimas fracciones en realidad han organizado un golpe de Estado al suscitar los disturbios armados de Benghazi con el apoyo asegurado de las potencias imperialistas en el marco de una acción coordinada y preparada de hace tiempo con ellas. Explotaron el descontento popular provocado por las medidas socio-económicas antipopulares y antinacionales que ellas mismas impusieron desde el 2003 y de que se beneficiaron ampliamente sin que sus sed de enriquecimiento haya sido aplacada. Estas fracciones estaban en conflicto cada vez mas violento con la ala patriótica y mas o menos antiimperialista representada de hecho por El Guedddafi a causa de su rechazo en satisfacer sus intentos de acaparamiento directo de las riquezas nacionales a través de las privatizaciones, la liberalización del comercio exterior, el retroceso en profundidad de las leyes que rigen la explotación de los hidrocarburos. No se levantaron contra El Gueddafi para “democratizar” a Libia sino para tomar el control total y absoluto del Estado, instaurar la dictadura de una oligarquía aliada al imperialismo y a las monarquías del Golfo. La instauración de un Estado islámico libio practicando una política económica ultraliberal santificada por la religión está en su diseño. Los monarcas retrogrados del Golfo han jugado un papel importante en la coordinación y la preparación de la insurrección de grupos integristas armados infiltrados desde Egipto con la asistencia logística de los Hermanos musulmanes de ese país y de agentes especiales de las potencias imperialistas. Esos grupos se apoderaron desde los primeros días de cuarteles y depósitos de municiones y equipamiento militares. Una propaganda mediática mentirosa lanzada en oleadas por Al jazeera y Al Arabya, cadenas satelitales en manos de los Emires protegidos por los Estados Unidos, hicieron creer que la aviación Libia atacó a la población civil. Esta campaña de propaganda sobrepasó en amplitud las mentiras sobre las “fosas comunes” de Timisoara en Rumania, o sobre la supuesta violación de 30 000 Bosnias por los Serbios, o mas todavía sobre la “desaparición” de 500 000 de Kosovares difundidas por todas las cadenas del mundo por el vocero de la OTAN en pleno bombardeo de Serbia. Esas mentiras fabricadas completamente han sido ampliamente retomadas para preparar en la opinión, e incluso en Argelia, la aceptación de la intervención extranjera.
La subversión imperialista ha sido facilitada por el carácter antidemocrático del sistema político de gestión y de dirección de Libia
Este sistema ha impedido a los trabajadores, los jóvenes, las mujeres, los campesinos de organizarse en sindicatos independientes. Contradicciones cada vez mas agudas minaban el régimen. Preso de concepciones populistas pequeñas-burguesas negando la existencia de las clases y de sus luchas, la corriente representada por El Gueddafi no ha sido capaz de romper con las practicas hegemónicas y hacer un llamado a la movilización democrática de las masas para zanjar la cuestión de saber si las riquezas libias deben beneficiar al conjunto de las capas laboriosas del país o solamente a una minoría de especuladores agusanados y a las multinacionales. Pensó que las divergencias irreconciliables alrededor de esta cuestión fundamental podían ser arregladas entre bastidores, sin debates democráticos abiertos, a la espalda de las masas populares, por medio de compromisos cojos en los círculos cerrados del régimen, por la astucia o por la fuerza para imponer soluciones “consensuadas” utópicas, incompatibles con las realidades de una sociedad atravesada por conflictos de clase cada día mas irreconciliables. Creía que podía obtener la paz, gracias a las medidas de liberalización económica del 2003, con los países imperialistas y el apoyo de grandes negociantes especuladores libios, cada vez mas numerosos. Subestimó gravemente la duplicidad de las potencias imperialistas que no podían contentarse solamente de estas concesiones. No cesaron de conspirar para obtener mas, sobre todo la toma por asalto pura y sencilla de los yacimientos de petróleo. Lograron tejer lazos estrechos con los grupos que beneficiaron de esta apertura económica. Son esos grupos sociales que formaron la base social la mas dispuesta a ayudarlos en sus maniobras subversivas. Los sectores sociales compradores nacidos de esta brutal evolución no tenían otra aspiración mas que pactar con las potencias imperialistas para defender su parte del pastel contra toda aspiración de expropiación por el pueblo. El grupo El Gueddafi, su línea anticolonialista y antiimperialista oficial han sido rechazados por esta minoría cada día mas influyente políticamente porque se convirtieron en un obstáculo a la satisfacción de sus deseos de enriquecimientos sin estorbo. Por otro lado, esta nueva política económica ha tenido por resultado disgustar las capas laboriosas. Provocó la caída de su poder de compra después de la supresión de la subvención de productos de base, el desempleo como consecuencia del cierre o de la privatización de las empresas publicas, la pauperización de las masas y de los jóvenes. Enriquecimiento de una minoría de beneficiarios y empobrecimiento de la mayoría, tal ha sido el resultado del compromiso empeñado con el imperialismo y las capas compradoras para intentar obtener el fin del bloqueo criminal impuesto por los Estados imperialistas. En consecuencia el régimen se encontró cortado del pueblo.
La resistencia a 5 meses de bombardeo de la OTAN ha sido en sí heroica. Habría podido ser mas fuerte si el régimen de El Gueddafi hubiera cortado a tiempo con su ala burocrática-compradora, si hubiera renunciado a las practicas hegemonistas caducas, si se hubiera apoyado sobre la movilización democráticas de las masas y la democratización del Estado para aislar y apartar esta corriente reaccionaria y antinacional, si no se hubiera hecho ilusiones sobre las intenciones de los Estados imperialistas.
El régimen encarnado por El Gueddafi ha sido un régimen profundamente antimonárquico, anti-integrista, anticolonialista y antiimperialista. Durante 40 años ha librado incontestablemente una batalla ininterrumpida contra el neocolonialismo en África y combatido sin parar la tendencia a pactar con los sionistas israelitas. Argelia no puede olvidar que la había ayudado financieramente en un momento crucial después de la nacionalización de los hidrocarburos del 24 de febrero de 1971 para romper el boicot del petróleo argelino que el gobierno francés había tratado de fomentar en represalia a esta decisión histórica. Pero este régimen ha sido inconsecuente y se ha caracterizado por posiciones inestables. Es difícil olvidar que es El Gueddafi, cegado por un anticomunismo primario, fue quien permitió al general Numeyri instaurar en 1970 una dictadura sanguinaria en Sudan entregándole a los oficiales progresistas quienes habían intentado derrocarlo. Sus inconsecuencias, su inestabilidad, sus iniciativas internacionales o regionales siempre inmaduras y aventureras, o dañinas como su proyecto de Estado de los Tuaregs lo han aislado de las fuerzas progresistas mundiales. Es lo que explica el porqué estas no le han expresado una solidaridad incondicional sin tampoco considerarlo como un enemigo a acabar.
De todas maneras es el pueblo libio, y solo a él, el que le compete decidir su sistema político, sin intervención extranjera. Jamás y en ninguna parte el imperialismo ha traído la democracia y el progreso social a un pueblo. Por donde quiera donde ha intervenido militarmente no ha sembrado mas que muerte, desolación, divisiones, conflictos confesionales y étnicos. Los objetivos de los imperialistas son siempre de llevar peleles a la cabeza de los Estados sometidos. No hay ninguna duda que los que serán puestos a la cabeza de Libia por la OTAN no serán mas que marionetas serviles que los antiimperialistas deberán combatir de manera resuelta.
Los dirigentes argelinos tienen una gran responsabilidad en las consecuencias sobre el porvenir de nuestro país tras los acontecimientos en Libia, por su silencio frente a esta agresión sin precedentes, tan cerca de nuestras fronteras
Por su rechazo de condenarla bajo el pretexto de respectar una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU, una resolución ilegal que traduce solamente la ley de los rapaces, por su actitud indigna frente al ministro de Asuntos extranjeros quien llego en junio a Argel para pedirle cuenta sobre su actitud sobre Libia, el gobierno argelino ha alentado indirectamente el imperialismo a intensificar sus ataques aéreos sobre Libia. De una manera general, la política del poder, conforme a su naturaleza de clase como representante y defensor de los intereses de la burguesía compradora, explotadora, especuladora y parasitaria, como expresión de los grupos sociales mas antidemocráticos, conduce a la compromisión objetiva con el imperialismo, a la confusión y la desmovilización en la sociedad. La existencia probable en el seno del régimen de corrientes todavía apegadas a la defensa de los intereses del país y mas o menos independientes a los grupos especuladores y parasitarios no le modifica esta característica esencial de clase. Estas corrientes no pueden contribuir a cambiar la situación a menos que se pongan resueltamente del lado de las clases y capas sociales laboriosas actuando para romper ya con las orientaciones económicas y sociales que han socavado el país desde hace 30 años, y favoreciendo la movilización democrática de las masas en la lucha contra el arbitrario, la corrupción, las desigualdades sociales, el oscurantismo, la obediencia a las potencias imperialistas.
Todas las fuerzas políticas argelinas así como la gran prensa tildada de “democrática”, que en ningún momento han condenado la intervención imperialista o que se han hasta alegrado, asumirán ellas también sus parte de responsabilidad en las consecuencias peligrosas para la estabilidad, la unidad del territorio y la independencia de nuestro país. Esta gran prensa (El Watan, Le Soir d’Algérie, Liberté, El Khabar, Ech Chourouk) ha jugado un papel nefasto de enlace en la difusión de la propaganda mentirosa fabricada por los grandes medios de los países imperialistas y de las monarquías del Golfo para justificar la intervención de la OTAN y el apoyo a la rebelión. Todos juntos y ayudados por el silencio del poder, todas estas fuerzas han contribuido fuertemente a desorientar las masas, a desmovilizarlas, a impedir el desarrollo de una corriente de opinión para denunciar y condenar los bombardeos de la OTAN. Algunos llegaron hasta justificar abiertamente los bombardeos en nombre del apoyo a una “revuelta democrática pacífica”. ¡Dirigentes de partidos políticos como los del RCD desean públicamente en sus mítings la intervención de las potencias extranjeras para ayudarlos a obtener la instauración de un régimen “democrático” en Argelia!
Es propagar concientemente una mentira descarada o hacer prueba de una gran ingenuidad imperdonable el hacer creer que la intervención en Libia tiene a pesar de todo por resultado de quebrantar los “tiranos”, de favorecer las luchas para la democracia y que condenarla es ponerse al lado de los déspotas. Podemos entender que amplios sectores de la población ya están hartos del arbitrario y la arrogancia de los dirigentes de los países árabes. Pero creer que el imperialismo vino en auxilio de los Libios para ayudarles a conquistar la democracia es desconocer su naturaleza socio-económica y las lecciones de la historia.
El imperialismo no ha cambiado de naturaleza aún cuando sus propagandistas han logrado encantar con sus discursos sobre las nuevas realidades internacionales y los supuestos beneficios de la “mundialización” los soñadores pequeños-burgueses o al contrario a tetanizar corrientes vencidas por la cobardía frente a su agresividad. Necesita de tiranos para proteger sus intereses y reprimir los pueblos. No decide en deshacerse de ellos hasta cuando sean desacreditados. Se apura en ese entonces de reemplazarlos por otros en nombre del apoyo hipócrita a “la aspiración a la libertad” e impedir preventivamente que su caída no toca las campanas del inicio de una revolución popular antiimperialista. Basta no cerrar los ojos para ver que los regimenes que han apoyado con mas obstinación la cruzada imperialista y que le dieron el justificado tan esperado, a través la posición de la Liga árabe, son las monarquías teocráticas retrogradas del Golfo. ¿Con que milagro, una intervención imperialista apoyada por estos regimenes puede servir la democracia, el progreso y la independencia en los países árabes?
Nadie podrá un día decir, cuando las secuelas de esta agresión se revelarán de manera dramática para los intereses vitales de nuestro país, que se había simplemente equivocado dejándose guiar por su único odio natural y espontáneo al despotismo.
Dentro de esos que se han callado frente a la agresión, puede ser que algunos piensan que hay que evitar de atraer el rayo de las grandes potencias, que no sirve para nada el intento de resistir a los “todo-poderosos” del imperialismo, que hay que plegarse a las nuevas relaciones de fuerzas internacionales, renunciar “al espíritu de los años 70” y que vale mejor ejecutar por adelantado sus voluntades para no sufrir la suerte del pueblo libio y, antes de este, la del pueblo iraqui. Este espíritu derrotista y cobardemente entreguista que el jefe del Estado había él mismo desarrollado públicamente el 23 de febrero del 2005 para justificar la denacionalización de los hidrocarburos, debe ser combatido firmemente. Tiene tendencia a expandirse en la sociedad. Alienta el imperialismo en su ofensiva dominadora. Prepara el terreno a la rehabilitación de la ley Khelil de abril 2005.
Esos que se han llenado de alegría en la “portada” de sus periódicos a la vista de los rebeldes en la Plaza Verde de Trípoli devastada por las bombas de la OTAN no son todos ingenuos desinformados por una campaña de intoxicación sin precedente. Muchos de ellos han tenido que sellar de esta forma su alistamiento en los complots imperialistas contra nuestro país. Con su apoyo incondicional y grosero a la campaña anti-Gueddafi, manifestaron sencillamente su disponibilidad a la colaboración antinacional, a cambio de migajas materiales que esperan sacar en la nueva configuración política que las fuerzas las mas antinacionales preparan con ansiedad en concertación con los Estados imperialistas.
Serios peligros pesan ahora sobre la estabilidad en las fronteras orientales del país y sobre su soberanía en cuanto a las riquezas petroleras
Desde ahora nuestro país corre el riesgo a lo largo de los 800 km de sus fronteras del Sur-Este sahraoui de ver levantarse fuerzas militares hostiles que no vacilan frente a ningún pretexto para poner la mano sobre sus recursos petroleros y de gas. Los monigotes del CNT de Benghazi, arrastrados por los neocolonialistas revanchistas franceses, no pierden ninguna oportunidad para destilar su odio contra Argelia. Se emplean en justificar por adelantado los actos de beligerancia programados por los imperialistas.
Obama, Sarkozy, Cameron, están de júbilo frente a las cámaras. Encarnan el regreso del colonialismo, esta vez bajo la bandera de la “democracia”. De una piedra, dan tres golpes: banalizan sus intervenciones militares en el mundo, controlan Libia y los yacimientos de Hassi Messaoud no se encuentran mas que a un aleteo de los Mirages sin que haya necesidad de sobrevolar o bombardear Argel. No hacen falta aventureros con sed de lucro para dejarse atraer por las promesas de los saqueadores imperialistas. La OTAN no esconde su intención de instalar de hecho su centro del AFRICOM en Libia. El CNT prometió igualmente a Israel de concederle bases a proximidad de las fronteras argelinas. La Unión europea ha significado desde luego una veintena de condiciones a los fantoches del CNT de Benghazi. No solamente que le ordena de privatizar todo. Además, ha tenido que notificarle su decisión unilateral de encargarse ella-misma de la organización de las nuevas fuerzas de seguridad libia, ¡principalmente y precisamente en las fronteras!
El acaparamiento de los pozos de petróleo libios por las multinacionales tendrá graves repercusiones. Hundirán el pueblo libio en una miseria tan espantosa que la del pueblo iraqui después que su territorio fuera ocupado por los Estados Unidos y dirigido por sus marionetas. Impactarán las condiciones de vida del conjunto de los países exportadores de petróleo. Las capacidades de maniobra de la OPEP van a ser reducidas. No hay que ser un sabio economista para vaticinar las consecuencias negativas originándose de esta situación sobre los ingresos petroleros de Argelia.
¡La victoria de los imperialistas no es definitiva!
A pesar de sus inconmensurable superioridad militar, las potencias imperialistas y sus marionetas deberán hacer frente a una resistencia popular que no faltara en organizarse sobre bases nuevas y asestarles una derrota ineluctable.
El deber de todo autentico demócrata patriota argelino es de decir “¡NO!” a esta intervención y a sus secuelas, de apoyar los patriotas libios que combaten el saqueo imperialista sobre su país, cualesquiera habían sido sus posiciones en el pasado y las discrepancias secundarias heredadas de un régimen que no ha sido capaz de responder a las necesidades de la movilización popular democrática. El deber del demócrata patriota progresista argelino consecuente es de trabajar para la formación de un frente antiimperialista sólido a lo interno de su país, de apoyar la constitución de este frente en cada país amenazado por las injerencias imperialistas, de alentar la concertación y la coordinación de las fuerzas antiimperialistas en los países árabes y a nivel internacional. El sistema capitalista internacional esta minado por contradicciones insuperables. La crisis económica las pone mas agudas día tras día. Hay un vinculo estrecho entre su agresividad en el exterior contra los pueblos de los países económicamente dominados y sus ataques redoblados en el interior contra las conquistas sociales de los trabajadores sometidos a políticas de rigor sin precedentes. Las consecuencias de esta crisis fomentan la agresividad imperialista pero lo debilitan al crear al mismo tiempo las bases y las condiciones de un amplio frente mundial antiimperialista y anticapitalista capaz de terminar con las oligarquías belicistas reaccionarias que dirigen las grandes potencias imperialistas.
Los pueblos de los países dominados y los trabajadores de los países imperialistas deben unir sus esfuerzos y sus luchas en todos los frentes contra la grande burguesía imperialista.
A los discursos de los derrotistas y pesimistas oponemos nuestra certitud que existen amplias fuerzas en Argelia, en los países árabes, en África, en Europa, en América, en Asia, dondequiera en el mundo, que son capaces de oponer un frente mundial unido para neutralizar la máquina imperialista de dominación y de muerte.
¡Construir un Frente Interior Unido Sólido!
Su solidez en Argelia dependerá de la naturaleza de las decisiones económicas para luchar contra los privilegios insolentes de una minoría de traficantes enriquecidos por la explotación feroz de los trabajadores y el robo de los bienes nacionales. Dependerá de las medidas a tomar para quebrantar las posiciones económicas de los grupos compradores y, de allí, sus lazos políticos en el Estado y al seno de la sociedad.
La neutralización de las maniobras de las potencias imperialistas no puede ser lograda con nuevas concesiones unilaterales a las multinacionales, ni por la conclusión de contratos jugosos con las grandes multinacionales francesas, mucho menos con los favores escandalosos acordados a los emires predadores del Golfo, como el puerto de Argel y el dinero graciosamente puesto a su disposición por los bancos públicos para realizar negocios especulativos sobre la espalda del país.
Contrariamente a lo que quieren hacer creer los derrotistas entreguistas, la alternativa a la ofensiva imperialista existe y las fuerzas capaces de llevarla representan la inmensa mayoría de la población.
Esta alternativa es el frente para un verdadero Estado democrático popular realizando el progreso social el mas radical y garante de la independencia del país, de la defensa de sus riquezas petroleras y de la unidad de su territorio, solidario de las luchas antiimperialistas en el mundo.
Será el fruto de la puesta en práctica de medidas económicas y sociales que satisfacen las reivindicaciones de las masas, introducen la justicia social, ponen fin a una repartición injusta y escandalosa del ingreso nacional. Es condicionada por el levantamiento de las trabas de todos tipos a su movilización democrática necesaria para imponer y aplicar tales medidas.
Todo esto pasa por cambios radicales que dan el poder a una amplia alianza entre la clase obrera, los asalariados, el campesinado laborioso, las capas intermedias que viven de su trabajo manual o intelectual, los cuadros patriotas y honestos del Estado y de los sectores económicos.
El frente interno no será sin embargo sólido y duradero en la lucha contra el peligro imperialista que cuando los esfuerzos son intensificados para construir en las luchas económicas, sociales, políticas e ideológicas de todos los días el partido comunista enraizado en el seno de la clase obrera, del campesinado, de la juventud, de los intelectuales aspirando al derrocamiento del capitalismo. Un partido que no esconde su voluntad de acumular las fuerzas indispensables a la preparación de la contra-ofensiva de masa para acabar con el capitalismo, matriz económica del imperialismo, instaurar una verdadera república democrática popular abriendo la vía a una revolución socialista.
¡Movilicémonos para que todas las enseñanzas sean sacadas de la liquidación del régimen de El Gueddafi por los intervencionistas imperialistas!
¡No nos dejemos engañar o intimidar por la propaganda del imperialismo y de sus aliados internos!
¡Combatamos el derrotismo, el fatalismo y el espíritu de resignación!
¡Desenmascaremos, aislemos y neutralicemos las fuerzas que se unen al imperialismo, que estén en el poder o en oposición formal a él!
¡Pongamos en jaque el autoritarismo del régimen, sus nuevos proyectos antidemocráticos que hacen el juego del imperialismo!
¡Unámonos en las luchas sociales y políticas para una verdadera alternativa de progreso!
Partido Argelino por la Democracia y el Socialismo
28 DE AGOSTO DEL 2011

No hay comentarios:

Publicar un comentario