El domingo fue un día de protesta y reivindicación en muchos puntos del Estado español contra la reforma laboral impuesta por el Gobierno de Rajoy, siguiendo los dictados de la Troika, así como el pactismo de las cúpulas sindicales, que aún no han sido capaces de dar a conocer sus intenciones en cuanto a la convocatoria de una huelga general contra las medidas antipopulares.
Madrid se convirtió en capital indiscutible de las protestas con la presencia de alrededor de medio millón de personas, en una auténtica marea que colapsó por completo el centro de la ciudad, aunque en otras convocatorias también se inundaron las calles con decenas de miles de personas, como en Barcelona, Santander, Zaragoza, Valencia, Málaga, Sevilla... sumando más de un millón de personas en todo el Estado.
Los sindicatos CCOO y UGT aseguraron que esta cita es el inicio de una campaña "creciente y sostenida", pero evitaron en todo momento -así como los representantes sindicales en otras ciudades- de citar una posible huelga general, recordando la necesidad de negociar para que el Gobierno rectifique. La actitud de estos contrastaba con la presencia de multitud de personas, colectivos, o sindicatos de clase que reclamaban una huelga general, y la respuesta inmediata por parte de la clase trabajadora contra las medidas.
En este sentido, cabe destacar la presencia de nutridos bloques comunistas en multitud de convocatorias, como en la madrileña, en la que se han sumado el PCPE, CJC y las organizaciones de Unión Proletaria y UJC-M, con las que tienen procesos de unidad abiertos, así como Xixón, Barcelona, Málaga, Granada, Sevilla, Valencia, y un largo etcétera. En ellos, además de denunciar la reforma laboral, también se han opuesto al pacto social, reivindicando la huelga general, el sindicalismo de clase, y por la salida de la Unión Europea, el euro, de la OTAN, y por el Socialismo.
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