Un país en la ruina aún tiene derecho a soltarse la melena para organizar el mayor show deportivo del planeta. La resaca puede ser durísima pero eso nunca ha acabado con las ganas de celebrar fiestas en este país. Se ahorra en muchas cosas superfluas (sanidad, educación, investigación científica…), pero siempre hay dinero para el jolgorio.
Madrid reincide en su proyecto de candidatura olímpica, a pesar de que tanto la ciudad como el país soportan un nivel de deuda casi insostenible. El argumento de que muchas de las inversiones necesarias en infraestructuras ya están hechas no se sostiene. Siempre hay que pagar más, y lo demuestran anteriores Juegos Olímpicos, así como lo que está ocurriendo con los Juegos de 2012.
Londres presentó hace siete años, al ganar la competición a París y Madrid, un presupuesto de 2.370 millones de libras, que incluía a los Juegos Paralímpicos. El plan aspiraba a contar con una amplia presencia de financiación privada que, tras el inicio de la crisis en 2008, pronto se vio que no se iba a concretar.
El coste real de los Juegos resulta muy difícil de precisar hasta que no se celebren. El Gobierno sabe obviamente que esa estimación inicial es ya historia. Su cálculo actual es que costarán 9.300 millones de libras (unos 11.000 millones de euros). Hay que decir que el Gobierno insiste en que esa es la cifra, porque la mayoría de los medios de comunicación no se la cree después de tantas revisiones al alza.
Eso no incluye todos los gastos de seguridad, así como costes indirectos. Los policías que estén protegiendo las sedes olímpicas no estarán haciendo esos días su trabajo normal. Además, contarán con la ayuda de miles de soldados, gasto que cubrirá con sus fondos el Ministerio de Defensa.
A eso habría que sumar horas perdidas de trabajo por la incidencia en el funcionamiento de las empresas. El Gobierno aspira a que miles de londinenses hagan teletrabajo durante la celebración de los JJOO porque el sistema público de transporte (metro y autobuses) sencillamente no podrá absorber el número de pasajeros habituales más el de visitantes. Por no hablar de otros consejos más originales: después del trabajo, no tenga prisa en volver a casa. Bájese al pub a tomar unas pintas.
Sky News realizó una investigación sobre el coste de los Juegos de Londres, apoyada en documentos solicitados a las administraciones implicadas con el recurso de la Ley de Libertad de Información. Llegó a la conclusión de que la factura saldrá por 12.000 millones de libras, y que ascenderá a 24.000 millones al sumar todos los costes indirectos.
En cuanto a los ingresos, no hay que olvidar los que se perderán. Londres ya atrae todos los años millones de turistas, pero en esas fechas no se descarta incluso un descenso porque los visitantes no interesados en los JJOO tendrán que afrontar grandes aglomeraciones y, sobre todo, precios prohibitivos en los hoteles.
No hay una forma barata ni austera de celebrar unos Juegos Olímpicos. No se ha inventado. ¿El legado? Qué mejor en estos tiempos que el ejemplo de Atenas, que cuenta con toda una serie de ‘ruinas modernas’ que añadir a las clásicas. Buena parte de las instalaciones olímpicas de 2004 permanecen abandonadas y sin ningún uso. Ese legado olímpico fue uno de los grandes ejemplos de la locura financiera que los griegos se regalaron en esos años.
El coste oficial de Atenas 2004 fue al final de 7.000 millones de euros (presupuesto original: 4.600 millones). En realidad, no se descarta que alcanzara el doble. Muchos gastos ni siquiera se incluyeron en el presupuesto oficial de los Juegos. Ya sabemos que la contabilidad creativa de los gobiernos socialista y conservador era capaz de esconder debajo de la alfombra cantidades inimaginables de números rojos que, al salir a la luz, acabaron por hundir al país en el agujero en el que ahora se encuentra.
La presencia de la endeudada Madrid en la próxima carrera olímpica no es el único detalle chusco. El Gobierno italiano tiene previsto anunciar en febrero si presenta la candidatura de Roma. Eso sí que sería un acontecimiento digno de verse. España e Italia, compitiendo para ver quién presenta el proyecto más demencial en medio de las circunstancias económicas más desesperadas.
¿Pueden esos países permitirse tal dispendio? Y luego les llamarán los Juegos de la Austeridad.
Si lo miramos bajo el punto de vista económico, está claro que los Juegos Olimpicos no son retentables ;lo que ocurre, es que se tiene en cuenta si lo son electoralmente,y ahí no hay duda, lo son.El pan y circo sigue funcionando igual que en la época romana;eso lo saben los que nos gobiernan, y juegan sabiendo de antemano que van a ganar, pues lo hacen con la ventaja del que tiene las cartas marcadas.
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