El presidente de Paraguay, Fernando Lugo, ha sido destituido con 39 votos a favor, cuatro en contra y dos ausencias. La Ley establece que le sustituya el vicepresidente Federico Franco. La suerte del exobispo parecía echada desde horas antes en un golpe de estado express. El proceso sumarísimo iniciado el miércoles en la Cámara de Diputados por “mal desempeño de sus funciones” concluyó el viernes por la tarde (casi a medianoche en España).
Fuera del Congreso continuaban llegando miles de personas para apoyar a Lugo. El Ejército cacheaba a todo el que entraba en las calles aledañas y apostó francotiradores en los edificios más altos. Cada cierto tiempo la gente coreaba “el pueblo unido jamás será vencido”, pero conforme avanzaba el día la destitución de Lugo parecía más cercana.
El origen de la crisis política fue la matanza de seis policías y once campesinos que se produjo el 15 de junio en el norte del país tras la ocupación de una finca por cientos de campesinos. Tras esa matanza, el Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA), con el que gobernaba Lugo en coalición, le retiró su apoyo el jueves y se unió a su eterno contrincante, el Partido Colorado, para provocar un juicio político contra el presidente. Este proceso está contemplado en la Constitución vigente desde 1992. “Es legal pero no es legítimo”, comentaba uno de los partidarios del presidente.
A pesar de que Lugo sabía que no contaba con ningún respaldo en el Senado, se negó a dimitir. El presidente de la Conferencia Episcopal Paraguaya , Claudio Giménez, y otras autoridades eclesiásticas del país solicitaron al antiguo obispo Lugo que renunciara “para preservar la paz y evitar que haya más violencia y más muerte”. Pero Lugo rechazó la propuesta y denunció en el canal venezolano Telesur que estaba sufriendo un “golpe de Estado express”.
Hasta el último momento sus colaboradores intentaban negociar con senadores liberales para revertir el resultado de la votación. Los abogados de Lugo presentaron un recurso de inconstitucionalidad ante la máxima instancia judicial del país para retrasar el proceso. Pero todos los intentos parecían abocados al fracaso. A la plaza del Congreso seguía llegando gente, varios miles. “Esto de que vengan campesinos de todo el país a la capital no ha ocurrido nunca. A ellos les cuesta mucho venir, son gente muy pobre y no tienen tampoco recursos logísticos”, explicaba un periodista del diario Última Hora. Varios dirigentes del campo se quejaron de que las empresas de autobús se negaban a llevarlos. Para quienes se iban congregando en la plaza, la cosa estaba clara: a un lado estaba Fernando Lugo, con todos sus defectos, y al otro los grandes oligarcas que siempre gobernaron el país, junto a la Iglesia y al 95% de los medios de comunicación.
El chófer Héctor Díaz, de 47 años, decía: “Si al presidente de la república le hacen esto, ¿qué puedo esperar que me hagan a mí?”.
A Lugo solo le restaban nueve meses para concluir su mandato de cinco años como presidente de Paraguay. Entonces, ¿por qué provocar su destitución ahora? “La clave son las elecciones de 2013”, indica el funcionario Bernabé Pencuyo, de 60 años, quien también acudió a la plaza para apoyar a Lugo. “Provocando su destitución, algunos candidatos presidenciales del Partido Colorado y otro liberales se garantizan que Lugo no actuará en contra de ellos como presidente durante la campaña electoral”.
Ese argumento fue repetido por varios analistas. El propio Fernando Lugo declaró el jueves a Telesur que el candidato del Partido Colorado Horacio Cartes fue el promotor de su destitución. Cartes había aparecido en los papeles de Wikileaks vinculado al narcotráfico. El departamento de Estado lo investigó en el marco de una operación denominada "Corazón de Piedra" relacionada con el lavado de dinero. Su pasado es un secreto a voces en Paraguay. Pero eso no le impide aspirar a la presidencia. El Partido Colorado modificó sus estatutos recientemente para incorporar a Cartes como candidato presidencial. “Aportó mucho dinero al partido”, indica un periodista. Ahora, el presidente Lugo apunta hacia él: “Hay indicios serios y claros de que él [Horacio Cartes] está detrás [del juicio político]. Sabe que su candidatura no está prendiendo, no está creciendo”, declaró Lugo a Telesur.
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