/El País-Pravda
Durante la jornada del viernes 13 se vivió en todo el Estado numerosas protestas espontáneas contra los recortes y la represión ante las sedes de los partidos que las impulsan (PP, PSOE, CiU...), la más numerosa de ellas fue en Madrid, a pesar de las tres cargas policiales que tuvieron que soportar. En otras ciudades como Barcelona o Valencia también reunieron a centenares de personas.
Las protestas callejeras en Madrid se saldaron con siete heridos y nueve detenidos. Tras una jornada en la que la policía cargó con fuerza contra algunos asistentes, la última acción conflictiva, ya de noche, fue el intento de un grupo de unas 200 personas por cortar el tráfico de la Gran Vía, principal arteria de la capital, pero los agentes antidisturbios lo impidieron. La policía estuvo presente sobre todo en esta arteria de la capital y en el blindado Congreso de los Diputados, a donde las protestas intentaron llegar sin éxito durante toda la jornada.
Las miles de personas que protestaron por las calles durante el día se fueron disgregando por las calles del centro de Madrid a partir de medianoche, y con ello bajó la tensión en el ambiente. Antes, los manifestantes contra los nuevos ajustes adoptados por el Gobierno de Rajoy fueron dispersados con dureza en la fuente de Neptuno. La intención de los asistentes era agruparse ante el cercano Congreso, pero la carrera de San Jerónimo estaba vallada por la Policía para impedir el acceso. Previamente, la marcha había pasado por Génova y Ferraz, sedes de Partido Popular y PSOE. Finalmente, las manifestaciones se dirigieron a la Puerta del Sol.
Viernes de rabia por el último tijeretazo
Todo comenzó a última hora de la tarde del viernes. Unas 300 personas se concentraban frente a la sede madrileña del PP en la calle Génova. Progresivamente, más gente se fue uniendo a la convocatoria, que nació en las redes sociales para protestar por los recortes. A las ocho de la tarde ya eran cerca de mil y antes de las diez eran varios miles de personas los que transitaban por Gran Vía en dirección al Congreso de los Diputados. La gente en las calles se unía a la protesta, el mismo día que el Congreso de Ministros había aprobado un paquete de medidas que supone el mayor recorte desde el franquismo.
La primera parada de la marcha contra los ajustes fue la sede del Partido Popular. Allí se concentraron hasta 14 furgonetas de la Policía Nacional, que intentaron que los todavía escasos manifestantes no se salieran de la acera. Desde allí coreaban hacia el balcón de la sede de Génova, donde el partido celebra sus triunfos, cánticos como "¡Dimisión, dimisión!", "¡Dinamita, oé!" o "¡Que no nos representan!".
Mientras la policía empujaba y zarandeaba para evitar que se acercaran a las sedes o cortaran el tráfico, más personas se sumaban a la convocatoria. Eran cerca de mil personas cuando protagonizaron una sentada en medio de la calle Génova que obligó a cortar el tráfico.
Tras dispersarse la primera manifestación, los manifestantes pusieron rumbo a Ferraz, donde tiene su sede central el PSOE. La Policía Nacional, ya sobre aviso, impedió el acceso a la calle y se produjeron cargas violentas en la confluencia de las calles Marqués de Urquijo y Ferraz. Los manifestantes intentaban en vano acercarse a la sede socialista. En ese momento los antidisturbios cargaron, intentando dispersar la convocatoria. En este punto se produjeron varios heridos y al menos tres detenciones, entre ellas la de una mujer de unos 60 años.
Los manifestantes abandonaron la zona -dejando algún contenedor quemado- rumbo a la Plaza de España y Gran Vía. Allí todavía más gente se incorporó a la marcha, que se movió hacia los alrededores del Congreso. Cerca de allí, en la fuente de Neptuno, la Policía Nacional se empleó con fuerza antes de la medianoche para contener a los participantes en las protestas. Hubo más detenidos, y también más cargas violentas. Uno de los manifestantes tuvo que ser reducido por unos seis policías, señal de la tensión que se vivía en esos momentos en pleno centro de Madrid. Tras las numerosas cargas, la manifestación tuvo que dispersarse. Más tarde, sobre la medianoche, se volvieron a congregar miles de personas para volver a protestar contra los recortes y la enorme represión que vive Madrid. Tras unos minutos, se dispersaron lentamente.
Otras ciudades vivieron durante la tarde y la noche convocatorias similares. En Valencia centenares de personas se concentraron con pitos y cacerolas junto a la sede del PP. En Barcelona, tras protestar frente a la sede del partido de Rajoy, medio centenar de manifestantes se dirigieron hacia la casa del presidente de la Generalitat, Artur Mas, para protestar por los recortes. También en Valladolid unas 300 personas recorrieron varias calles del centro. En Sabadell más de un centenar de personas protestaron ante la sede del PP (aunque no se podía apreciar cartel alguno) para posteriormente cortar la Rambla y dirigirse hasta el ayuntamiento.
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