miércoles, 30 de enero de 2013

Sobre el socialismo y el derecho a la autodeterminación en Catalunya (I)

Artículo de opinión de Juan Martín

Los recientes acontecimientos políticos en Catalunya, han reavivado de manera impostergable el debate sobre la posición de los diferentes movimientos políticos acerca de la cuestión nacional, obligándose unos y otros a tomar partido en una u otra dirección. Ninguna organización ni partido se ha quedado atrás, así que tenemos un amplio abanico de posiciones concretas sobre el actual proceso que se desarrolla en Catalunya, aunque, en este caso, solamente nos interesan para el debate algunos de los posicionamientos esgrimidos desde las posiciones del marxismo y la revolución.

¿Qué es el derecho a la autodeterminación?

En la respuesta a esta “simple” pregunta es donde se originan todos los errores para un correcto análisis de los acontecimientos en Catalunya.

Para hablar del derecho a la autodeterminación es ineludible hablar de las naciones y, por lo tanto, de los Estados, en el sentido moderno del concepto, lo que nos lleva necesariamente a situar la cuestión en la época de la formación y desarrollo del capitalismo. Entender la cuestión nacional de manera abstracta, sin circunscribirla al marco del desarrollo del capitalismo, es partir de un error mortal. Lenin situaba claramente en este sentido la ligazón entre la cuestión nacional y el desarrollo del capitalismo de la siguiente forma: Para la victoria completa de la producción mercantil, es necesario que la burguesía conquiste el mercado interior, es necesario que territorios con población de un solo idioma adquieran cohesión estatal, eliminándose cuantos obstáculos se opongan al desarrollo de ese idioma y a su consolidación en la literatura. El idioma es el medio principal de comunicación entre los hombres; la unidad de idioma y el libre desarrollo del mismo es una de las condiciones más importantes de una circulación mercantil realmente libre y amplia, correspondiente al capitalismo moderno. Queda por lo tanto claro que, desde un primer momento, la cuestión de la transformación de la nación en Estado es una necesidad imperiosa de la propia burguesía para consolidar su poder y aumentar así su desarrollo. De hecho, va más allá, parafraseando a Kautsky, afirmando que en el capitalismo los Estados de composición nacional heterogénea (los llamados Estados multinacionales a diferencia de los Estados nacionales) son ‘siempre Estados cuya estructura interna es, por tales a cuales razones, anormal o subdesarrollada’”. Su conclusión sobre la necesidad de la burguesía de dotarse de estructura estatal es muy clara: La tendencia de todo movimiento nacional es formar Estados nacionales, que son los que mejor cumplen estas exigencias del capitalismo contemporáneo. Impulsan a ello factores económicos de lo más profundos, y para toda la Europa Occidental, es más, para todo el mundo civilizado, el Estado nacional es por ello lo típico, lo normal en el período capitalista.

En el caso concreto de Catalunya, existen de manera más o menos definida dos análisis diferenciados desde posiciones verdaderamente de izquierdas del papel de la burguesía catalana en el conflicto actual.

La primera de las posiciones es la que afirma que todos los movimientos del gobierno catalán son una cortina de humo de la burguesía para hipnotizar a la clase obrera catalana y así desviar su atención sobre los brutales efectos de la crisis capitalista y las medidas antipopulares adoptadas por CIU.

La segunda de las posiciones es la que afirma que la burguesía catalana efectivamente está decidida en la creación de un Estado propio para Catalunya, pero se posiciona con mayor o menor dureza contra la creación de este Estado, puesto que la dirección del proceso recae precisamente sobre la propia burguesía, que en ningún momento plantea ningún tipo de cambio de rumbo en la medidas adoptadas hasta el momento para superar la crisis capitalista.

Vamos pues a analizar detenidamente algunos aspectos de las posiciones expuestas.

Partiendo de los propios análisis de marxismo y de su interpretación de los acontecimientos a la luz del materialismo histórico, parece todavía sorprendente que algunos, desde posiciones marxistas, se escandalicen por el hecho de que la burguesía catalana –que se ha mantenido cohesionada como clase social con intereses particulares a lo largo de siglos- empiece un proceso para elevarse a la categoría de clase nacional en el poder. Más sorprendente parece aún que se escandalicen por el hecho de estructurar ese proceso en función de sus propias necesidades como clase. El objetivo de cualquier burguesía nacional al dotarse de su propio Estado –porque cabe recordar que el Estado es en sí un instrumento de clase y que responde siempre a los intereses de ésta- es solamente afianzar su poder existente en la base económica de la sociedad para gestionarlo en mejores condiciones. En el caso de Catalunya, la explicación más satisfactoria para comprender la actual situación nos la dio el propio jefe de la fracción política de la burguesía catalana, Artur Mas, cuando después del fracaso en la negociación del Pacto Fiscal, afirmó que después de décadas de intento por parte de Catalunya de “encajar” en España, este encaje no había sido posible, por lo que había que buscar alternativas. En otras palabras, que la burguesía catalana no había conseguido su objetivo de incorporarse en igualdad de condiciones o incluso fusionarse con el resto de las burguesías del Estado, especialmente con la central o castellana, para detentar el poder como clase nacional. Esta situación, agudizada por las consecuencias de la crisis capitalista, ha llevado indefectiblemente a la clase de los burgueses catalanes a emprender el camino hacia la creación de un Estado propio, nunca mejor dicho. Por lo tanto, parece sorprendente todavía que algunos, desde posiciones de izquierdas, se alarmen porque CIU plantee el proceso de creación de un Estado dentro de los parámetros del capitalismo, ya que fuera de la realidad capitalista y de la existencia de la burguesía como clase social, la creación de un Estado no tiene sentido alguno, pero a eso iremos más adelante. También, y en base al mismo razonamiento, parece sorprendente que algunos nieguen el interés de la burguesía catalana en la creación de un Estado para Catalunya. Esta creación no es para ésta una opción más o menos conveniente, es una necesidad vital para no ser barrida como clase social frente a una burguesía que sí tiene en sus manos el poder del aparato estatal.

En el apartado referente a la proyección capitalista del proceso de autodeterminación de Catalunya, se remarca por parte de algunas posiciones revolucionarias la evidente intención de la burguesía catalana de que este Estado forme parte de la Unión Europea. Es en ese sentido donde van las críticas más duras al proceso, puesto que la cuestión de la UE es ahora mismo un asunto central en los posicionamientos políticos dentro de, por ejemplo, el Movimiento Comunista Internacional y sus diferentes expresiones en España.

Pero antes de pasar a tratar la cuestión, veamos claramente la definición de Lenin del derecho de las naciones a la autodeterminación: Por autodeterminación de las naciones se entiende su separación estatal de las colectividades de otra nación, se entiende la formación de un Estado nacional independiente. Y añade: “la autodeterminación de las naciones", en el programa de los marxistas, no puede tener, desde el punto de vista histórico-económico, otra significación que la autodeterminación política, la independencia estatal, la formación de un Estado nacional.

Para Lenin, el derecho de las naciones a la autodeterminación se circunscribe simple y llanamente al ámbito político, no al económico. El derecho a la autodeterminación es la posibilidad de una nación concreta de constituirse como Estado, independientemente del sistema económico operante en su base, así como de sus relaciones con otros Estados. En esta cuestión radicaban las diferencias entre la interpretación del derecho a la autodeterminación de Lenin y de Rosa de Luxemburgo, que cuestionaba: ¿Puede acaso hablarse en serio de la "autodeterminación" de los montenegrinos, búlgaros, rumanos, serbios, griegos, y, en parte, incluso, de los suizos, pueblos todos que gozan de independencia formal, producto ésta de la lucha política y del juego diplomático del ‘concierto europeo’?” A lo que Lenin respondía: “¡Leyendo semejantes razonamientos no puede uno menos de asombrarse de la capacidad de la autora para no distinguir las cosas! Enseñar (…) que los Estados pequeños dependen de los grandes en lo económico; que los Estados burgueses luchan entre sí por el sometimiento rapaz de otras naciones; que existen el imperialismo y las colonias: todo esto son lucubraciones ridículas, infantiles, porque no tiene nada que ver con el asunto. No sólo los pequeños Estados, sino también Rusia, por ejemplo, dependen por entero, en el aspecto económico, del poderío del capital financiero imperialista de los países burgueses ‘ricos’. No sólo los Estados balcánicos, Estados en miniatura, sino también la América del siglo XIX ha sido, en el aspecto económico, una colonia de Europa, según dejó ya dicho Marx en El Capital. (…) Nada de ello viene a cuento con relación a los movimientos nacionales y al Estado nacional.

La respuesta de Lenin es especialmente interesante, ya que además de rebatir el posicionamiento de Rosa de Luxemburgo, quien no diferencia entre el concepto de autodeterminación –aquel que hemos asumido a lo largo de las últimas décadas los comunistas- y una “autodeterminación” de los Estados respecto al capitalismo en sí, habla propiamente de Europa. La cuestión está clara, los comunistas asumimos que dentro de un mundo capitalista, concretamente en su fase actual del imperialismo, todos los Estados están estrechamente unidos por vínculos de dependencia económica y/o política, existiendo una cadena imperialista con unos Estados que someten a otros más o menos descaradamente.

Por lo tanto, ¿cómo es posible tanto escándalo por una autodeterminación que la burguesía plantea dentro de la UE? Si comprendemos claramente que el derecho de las naciones a la autodeterminación no es más que eso, el derecho de una nación a separarse de otra creando su propio Estado, comprenderemos que el ejercicio de este derecho, si está capitaneado por la burguesía como estrategia para su elevación a poder estatal, se plasmará necesariamente dentro de la UE, ya que es el proyecto de comunión actual de las diferentes burguesías de Europa para superar la crisis. Entenderemos que de esta fiesta no va a ausentarse de manera suicida la burguesía catalana.

Pero entonces –y ligándolo con las discusiones de Lenin y Rosa de Luxemburgo- si los comunistas luchamos por el derrocamiento del sistema capitalista a través de la lucha estatal, ya que este es el marco de organización del sistema y donde hay que golpearlo para construir uno de nuevo, ¿dónde queda el derecho de las naciones a la autodeterminación? Muchos comunistas plantean actualmente un oxímoron insalvable, que en la práctica es la negación de la posición histórica de los comunistas –desde el triunfo en el movimiento de las posiciones leninistas- sobre el derecho de las naciones a la autodeterminación, y que en realidad, y como puede comprobarse con las citas anteriores, es una posición luxemburguista encubierta. Esa posición consiste en afirmar lo siguiente: ¡Dentro de la Unión Europea –aunque podríamos afirmar que dentro del capitalismo en general- no hay autodeterminación posible! ¡Solamente el socialismo dará el derecho a la autodeterminación a las naciones!

¿Y por qué es un oxímoron insalvable esta afirmación?

En primer lugar porque, entendiendo la autodeterminación desde un punto de vista luxemburguista y no leninista, afirma que la autodeterminación de una nación en el marco del imperialismo y bajo un sistema social capitalista no existe. Y así es, si habláramos de una “autodeterminación” económica, ya que desde este punto de vista, ningún Estado capitalista es independiente en un marco de relaciones capitalistas, ni siquiera un Estado socialista es absolutamente independiente en un mundo donde todavía exista el capitalismo en otros países o el socialismo reine en la totalidad del planeta. Esta posición es reaccionaria, ya que si hablamos del derecho de las naciones a la autodeterminación y no de otra cosa que responde a nombres distintos, ésta solo es posible en términos económicos con interdependencia con otros Estados, puesto que la época de los Estados nacionales, con el desarrollo del imperialismo, pasó para no regresar. En segundo lugar, porque la afirmación de que solamente el socialismo dará el derecho a la autodeterminación se niega a sí misma. La razón de ser de la opresión de unas naciones por otras es el propio desarrollo del capitalismo. Es la necesidad de las burguesías nacionales de expandir sus mercados y sojuzgar a otros pueblos para aumentar su riqueza. Por lo tanto, con el triunfo del socialismo, la opresión de unas naciones sobre otras desaparecerá paulatinamente, puesto que la base material que engendra esa opresión objetiva habrá desaparecido. Por lo tanto, dentro del socialismo, el derecho de las naciones a la autodeterminación perderá todo sentido, ya que la voluntad de los pueblos será –como así lo han demostrado empíricamente las experiencias de construcción del socialismo- la de tender a la fusión y la unificación por el bien común de los trabajadores y para elevar conjuntamente su nivel de vida. Además, en el período primero de toma del poder por parte de la clase obrera en un Estado, necesariamente tiene que haber existido una comunión de intereses que superen lo nacional para llevar a buen puerto una toma estatal del poder, por lo que el derecho de las naciones a la autodeterminación, en ese momento, nunca será en un sentido socialista, ya que en ningún momento será la prioridad de la dirección revolucionaria ni subjetivamente una necesidad para los trabajadores.

Una vez vistos algunos de los análisis realizados hasta el momento, pasaremos a la cuestión de la posición concreta de los comunistas antes los acontecimientos actuales en Catalunya en un próximo artículo.

2 comentarios:

  1. En lineas generales me parece correcto pero como obrero digo:

    ¿Qué pesa más en estos tiempos para la burguesía su UNIDAD o sus LUCHAS ?

    ¿El riesgo de perder la estabilidad del poder burgués pesa más que sus necesidades de estado propio ?

    Difícil afirmar una y descartar otra al cien por cien.

    ¿y el papel de la clase trabajadora, su ojo para ligar su derecho a la autodeterminación con sus intereses como clase ?

    ¿Deben estos saber que la burguesía , sujeto primero de este proceso catalán, NO tiene nada que ver con las burguesías de principios de Siglo XX.?

    Como el marxismo-leninismo no es dogma se busca la verdad desde la posición de clase obrera y para ello con lo complicado que están todas la relaciones capitalistas hay que hilar muy fino con la dialéctica y la cuestión nacional, como bien dijo Stalin.

    La cosa no es juguete.
    Saludos

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  2. Text clarificador.
    I en la línia que la majoria de tendències comunistes han adoptat.
    Des de el troskisme, al posicionament revisionista, el reformista, el post-modern y també el M-L, han apostat per donar suport al procés d'autodeterminació perquè aquest debilita la burgesia i elimina una opressió.
    Només queda un PSUC viu... en contra i que està debilitat(en poc l'absorbirà el PCC) i un PCPC dividit assumint ordres del PCPE.

    --> Responen al 1r anònim:
    - A la burgesia li pesa la seva supervivència. La centralista liquida la competència per sobreviure, la (en aquest cas) catalana opta per obrir un nou període de mercat propi per sobreviure. La catalana no té por de perdre cap estabilitat, doncs l'estan destruint des de la burgesia centralista.
    - Es planteja lligar els drets (social i nacional) aconseguint dirigir les masses obreres cap a una autodeterminació més favorable. Que s'ha de veure reflectit en el proces constituent de la constitució catalana. (república, drets socials...). I evitant que la burgesia dirigeixi i hegemonitzi el proces.

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