Artículo de Justin McKeating, Greenpeace International. Traducción de Raquel Montón responsable de la campaña antinuclear de Greenpeace.
El escándalo sobre la descontaminación radiactiva en Fukushima (Japón), tras la catástrofe nuclear de 2011 – muestra el enorme cinismo de la industria nuclear.
Como observador de la industria nuclear en Greenpeace, he visto muchas veces, escándalos, encubrimientos e incluso parodias. Pero cuando creo haber visto caer a la industria nuclear en lo peor, se las arregla para rebajarse un poco mas. Cuando ya nada podría sorprenderme, me quedo sin respiración al conocerse el escándalo de la descontaminación de la radiación en Japón.
Hace unas semanas el Asahi Shimbun, periódico de gran tirada nacional en Japón, destapó que las empresas contratadas para descontaminar, las cuales reciben una sustanciosa remuneración, no ha estado haciendo su trabajo adecuadamente. Dicho de manera suave.
Los materiales radiactivos, en vez de ser recogidos y almacenados correctamente, han sido tirados en los ríos y las zonas boscosas. El agua contaminada de las mangueras de presión utilizadas para limpiar de barro las botas y los equipos contaminados de radiactividad fue desaguada a ríos y acequias. Un supervisor del lugar fue fotografiado pateando basura hacia un río. Las investigaciones revelaron que "casi la mitad de las 242 empresas que participan en los trabajos de descontaminación en Fukushima han transgredido los derechos laborales en 219 casos."
¿Cuáles han sido los problemas? Plazos estrictos que no podrían cumplirse si el trabajo se hacia correctamente. Algunos trabajadores han denunciado falta de instrucciones claras sobre cómo hacer su trabajo. "Los niveles de radiación retornaron después de terminar el trabajo, así había sensación de que lo que estábamos haciendo era inútil".
Trabajadores frustrados y desmoralizados con una tarea aparentemente imposible vieron esto como una razón para cortar el presupuesto "Si seguimos las normas [de cómo descontaminar], nunca podremos volver a casa”, dijo uno de ellos. Las empresas participantes han admitido unas cuantas vulneraciones pero la evidencia sugiere que hay mucho más. Y además de todo hay en juego lucrativos contratos.
Y ahora viene lo bueno:
El Ministerio de Medio Ambiente, a pesar de recibir miles de quejas, no puede hacer nada."El ministerio no es un cuerpo policial, hay limitaciones en la manera de ver estos casos", dijo el vice ministro de Medio Ambiente Shinji Inoue. "Reconocemos que nuestra investigación, junto con la falta de tiempo, no ha sido la adecuada". ¡No ha sido adecuada!. Dudo que pueda leer un eufemismo más grande en toda la semana. ¿qué haría falta para que la situación sea "adecuada"?, en primer lugar ¿cómo se ha permitido que suceda? ¿acaso se han aprendido nada en los últimos dos años? ¿quién es responsable aquí?
Mi experiencia me dice que la respuesta será "nos pondremos en contacto con usted", "No lo sé", "no", y "nadie". Sin embargo, el nuevo gobierno está hablando ya de reiniciar los reactores. Esto parece temerario, con todo lo que hay por hacer para arreglar el lío que tienen ahora.
La noticia de que los reactores de Fukushima pueden ser reemplazados por el parque eólico marino más grande del mundo es muy de agradecer. Vamos a sustituir el cinismo nuclear con la esperanza renovable.
Para ampliar la información del artículo, Pravda Estado español incluye una breve noticia de última hora de Russia Today sobre las consecuencias -aún tempranas- de la radiación sobre la población de Fukushima.
Más de un 40% de los niños examinados tras el desastre nuclear de Fukushima, en Japón, tienen anormalidades tiroideas, según un nuevo estudio. El décimo informe de las autoridades sanitarias de la prefectura de Fukushima reveló cambios en la glándula tiroides en el 44,2% de los 94.975 niños observados.
La cantidad de anormalidades diagnosticadas se ha incrementado con el paso del tiempo y 10 niños son sospechosos de padecer cáncer de tiroides como resultado de la exposición radiactiva.
El miércoles pasado, el Gobierno de la prefectura afirmó que a dos personas que eran adolescentes durante la catástrofe en marzo de 2011 se les descubrió cáncer de tiroides, lo que aumenta a tres la cantidad de casos formalmente confirmados. Los tres están convaleciendo tras ser sometidos a cirugías.
Kazuo Sakai, investigador del Instituto Nacional de Radiología, afirmó que “suelen trascurrir varios años tras la exposición a la radiación antes de que se diagnostique el cáncer”.
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