Reproducimos por su interés la entrevista de Insurgente a Carmelo Suárez, Secretario General del Partido Comunista de los Pueblos de España (PCPE)
¿Cómo califica el PCPE la situación social y económica que estamos viviendo en España?
Nos encontramos en la fase de inicio de una de las expresiones más intensas de la crisis estructural del sistema capitalista, en su período de explosión y primeros efectos. Esto que ocurre se da en lo que el movimiento comunista internacional ha temporizado como la tercera fase de la crisis general del sistema capitalista, que se inició después de la segunda Guerra Mundial con la caída del sistema colonial mundial y la formación del entonces bloque socialista, etapa definida como de transición del capitalismo al socialismo.
Este encuadre es fundamental para la comprensión de lo que pasa. Ese discurso, tan repretido, de banqueros malos que hicieron quebrar el sistema es cuento para niños chicos. Esto es una crisis consecuencia del buen funcionamiento del sistema capitalista, del mercado en barra libre; porque si algo hubo en los trece años anteriores a la explosión fue mercado en abundancia, y la consecuencia del mercado es la mayor crisis a la que se ha enfrentado el capitalismo mundial.
Por otra parte fue una crisis más que anunciada, por quienes analizamos el desarrollo histórico desde categorías científicas.
Hoy resulta cómico ver al campo reformista -eso que llaman “las izquierdas”- haciendo sus programas electorales prometiendo millones de puestos de trabajo si ellos gobernaran, o a sus economistas publicando libros sobre como resolver los actuales problemas sin cuestionar el sistema capitalista. Eso es pura complicidad con la gestión del sistema capitalista.
Una realidad, la del capitalismo, que está marcada por una ingente sobreacumulación de capital y por la incapacidad estructural del sistema para recomponer el ciclo de reproducción ampliada del capital.
España está particularmente mal situada en esta tesitura. La apuesta que hizo la burgesía española, desde mediados del siglo pasado, para su incorporación a la cadena imperialista internacional, sencillamente ha sido un fracaso estrepitoso y ha entrado en quiebra. En la incorporación a la UE (entonce CE) se le impuso a este país una posición subsidiaria en la nueva distribución internacional del trabajo. El capital monopolista europeo apostó fuerte y las clases dominantes españolas aceptaron, pensando que las ventajas eran mayores que los inconvenientes, y se equivocaron de plano. Esto se paga ahora a un precio muy alto.
El cierre y destrucción de sectores de la producción, que eran estratégicos para la economía española, ha llevado al país a una situación de dependencia total, y a no tener ya, ni tan siquiera, la capacidad para trazar un plan de futuro sobre la base de impulsar determinadas producciones que generen actividad económica y puestos de trabajo. Es un fracaso histórico de la burguesía española, del cual no encuentran como salir, y andan dando manotazos por todos lados.
Las consecuencias para la clase obrera, y para el pueblo en general, son catastróficas. El empobrecimiento y el incremento de la sobreexplotación no tienen límites. La burguesía carga sobre las espaldas de la clase obrera todos los reajustes que realiza frente a la crisis.
¿Hacia dónde nos encaminamos?
Planteando las cosas en positivo, hacia el socialismo. Esta situación no tiene otra salida, pero el pueblo sufrirá mucho antes de llegar a esa meta, que es la única posible.
Por ahora la clase obrera no planta cara con determinación a las políticas de los gobiernos de la burguesía y, por tanto, lo que nos espera en el futuro inmediato es un aumento de la opresión, recorte de libertades, bajada de salarios, pérdida de todo tipo de derechos, violencia en todas las instancias pero especialmente la policial, marginalidad social y sufrimiento por unas condiciones de vida llenas de carencias a todos los niveles. Como me decía un camarada el otro día, volveremos a ver a los niños descalzos en los barrios obreros.
Está empezando un repunte de la lucha obrera, todavía débil y desigual. Hay que trabajar para sostener esos procesos que se inician, y darle mayor potencialidad y dotarlos de programa político. Habrá muchos altibajos, pero hay que trabajar para que la tendencia sea a la consolidación y el crecimiento. Para eso hay que estar en la calle, con las masas y con capacidad militante para levantar la lucha al nivel que es necesario. Esa es la prioridad hoy para el PCPE.
¿Qué papel estan jugando CC.OO y UGT en esta dramática situación?
Se equivocan quienes han cogido a estas dos organizaciones sindicales como el saco de las hostias. Es gravísima la responsabilidad de sus direcciones sindicales absolutamente vendidas y funcionales al sistema de dominación, y también de una parte de sus cuadros sindicales, pero buena parte de la clase obrera organizada está en esos sindicatos. Es un grave error alejarse de esa base obrera, e incluso confrontar con ella. Dentro de la campaña de la burguesía contra todo lo que sea actividad sindical nadie que se considere del lado de la clase obrera pueder hacer de comparsa de esa campaña de enorme calado contra toda la clase obrera y su derecho a la organización sindical.
La propuesta del PCPE para la unidad de la clase obrera es la formación de Comités de Unidad Obrera (CUO), puesto que consideramos que no existe ninguna estructura sindical organizada en el país con capacidad para impulsar la central sindical de clase que se necesita hoy en España. La estrategia de los CUO se define por la unidad de la clase, sin plantearle a nadie que abandone su actual afiliación sindical, o que se tenga que afiliar a ninguna de ellas. Un CUO de un centro de trabajo cualquiera integra a cualquier trabajador/a que acepta que el ámbito de decisión suprema es la asamblea de centro de trabajo, acepta una plataforma base que se define contra el pacto social, por la lucha obrera, por una tabla reivindicativa a la medida de la clase obrera y no de la patronal y, por supuesto, con el objetivo de la sociedad socialista. Entendemos que es el camino para avanzar de verdad en un sindicalismo de clase combatiente y revolucionario. El PCPE no va a colaborar ni un minuto en dividir a la clase obrera por la sigla sindical en la cual se organice. Otra cosa es la lucha contra la dirigencia traidora, ahí no hay concesiones.
En el mes de mayo se celebró un primer Encuentro estatal de los CUO, con los primeros focos ya están organizados. Tenemos la seguridad de que es un proceso que, en plena crisis del capitalismo, avanzará con rapidez.
¿Crees que la respuesta social que se está dando tiene la contundencia que merecería?
No, la respuesta nada tiene que ver con lo que objetivamente tendría que estar haciendo la clase obrera y otros sectores populares. Hay una salvedad con la lucha de los mineros, que se apoyan en toda una tradición acumulada de lucha que les permite enfrentar esta situación con enorme combatividad.
Pero quizás hay un problema mayor, y es que no existen estructuras organizadas de la clase obrera que tengan claro qué cosa es la que hay que hacer, y -más importante aún-, cómo se hace.
Llevamos cinco años desde la explosión de la crisis y no vemos a las organizaciones que se reclaman de la clase obrera en la calle, en los centros de trabajo, en los barrios obreros, explicando su propuesta y organizando a la clase obrera y otros sectores populares. Este es el problema fundamental. El PCPE ha hecho de esto su tarea principal y, de una manera desigual, sus organizaciones van estando donde corresponde y ganando reconocimiento entre la clase obrera, pero necesitamos hacer un trabajo de mayor calado y eficacia. Espero que en esto mejoremos en poco tiempo.
Por la forma en que se ha desarrollado la lucha de la clase obrera en este país en las últimas décadas, el proletariado no tiene una orientación en el sentido de que esta es una lucha larga, dura y de enorme esfuerzo, que hay que mantenerla aunque los resultados a corto no se vean, porque esa lucha es la que abrirá el camino a un salto caulitativo que sitúe la correlación de fuerzas en otro escenario. No habrán grandes luchas obreras si no acometemos hoy las más modestas luchas obreras que aquí son posibles, y sin la dirección del Partido Comunista que trabaje entre las masas con un proyeco de revolución definido táctica y estratégicamente con una auténtica militancia bolchevique.
¿Por qué es tan difícil que la izquierda entre en las instituciones?
Las instituciones son de las clases dominantes, forman parte de su superestructura, y ellas controlan las condiciones para el acceso a las mismas. Se mantiene una formalidad democrática, pero en la práctica se controla con gran eficacia quien llega y quien no. Hay que recordar que Fernando Sagaseta llegó al Parlamento producto de un proceso de acumulación de fuerzas de muchísimos años, con luchas muy duras y de mucho sufrimiento, y coincidiendo con un momento concreto de cierta debilidad de la burguesía a la muerte de Franco.
Es más fácil avanzar posiciones en la cuestión municipal, pero el acceso a la institucionalidad estatal es mucho más difícil. Además siempre está el reformismo como dique de contención para crearnos más dificultades a las organizaciones revolucionaras. Crean la ilusión de que no hay que ser tan radicales para cambiar las cosas, y la burguesía les ayuda porque el reformismo tiene una gran utilidad para ella, y -además- en los momentos en que se tensa la lucha de clases el reformismo deviene anticomunista, y eso para la burguesía es un regalo al que no renunciarán mientras puedan.
¿Es factible un gran frente revolucionario que agrupe a las diversas organizaciones que existen a la izquierda de IU?
Nuestra propuesta de política de alianzas ha superado las formulaciones anteriores del Frente de Izquierdas, entendido como suma de organizaciones que establecen un acuerdo en base a algunos puntos o un programa más o menos detallado.
Nuestra actual propuesta de alianzas se concreta en el Frente Obrero y Popular por el Socialismo (FOPS), que se define como un bloque social formado por la clase obrera y otros sectores populares, pequeños productores, etc.. Es un bloque hegemonizado por la clase obrera, que se articula en una gran diversidad de estructuras obreras y populares, que van definiendo un programa táctico de lucha y acumulación de fuerzas, y que tienen la estrategia del poder obrero y la sociedad socialista. Es lógico que en ese bloque social existan formaciones políticas que traten de jugar un papel, incluso con la aspiración de hegemonía, dentro de ese bloque obrero y popular. Pero la participación en el mismo no será producto de un acuerdo entre organizaciones, por arriba, sino consecuencia del trabajo en la lucha y organización de las masas.
Hoy lo que tenemos a la vista dá poco para ser optimistas sobre una convergencia de ese tipo, pero nuestra militancia estará en esa batalla sin ninguna posición de sectarismo con quienes quieran arrimar el hombro en esta dirección, y se lo trabajen en el día a día.
¿Cómo agrupar a los miles de comunistas que estan en su casa en estos momentos muy desmotivados?
Luchando, luchando y luchando. Hay una gran batalla por la recuperación del prestigio social de la militancia comunista, tan desprestigiada por los distintos episodios del reformismo (Moral Santín en Caja Madrid, sin ir más lejos, ó la pretenciosidad de Anguita).
Buena parte de esa militancia que está en su casa se fue cuando vieron la deriva del reformismo y las prácticas a las que dió lugar. No es fácil que recuperen la confianza en un partido comunista, además de que una parte de esas personas, habiendo abandonado la militancia, no es fácil que vuelvan a las duras trincheras de la revolución.
El PCPE ha desarrollado una práctica unitaria que ha permitido ciertos avances en la unidad comunista, pero hay que seguir trabajando mucho para lograr avances mayores, pues hay buenos cuadros que, en estos momentos críticos, deberían volver a la brega.
¿Se encaminan Euskadi y Cataluña hacia la independencia?
No vivimos tiempos favorables a la independencia. En toda crisis capitalista se activan los mecanismos de concentración y centralización del capital, y en esta ocasión de una forma particulamente intensa. El gobierno Rajoy lo tiene claro y se ha puesto a correr y clama por más Europa, liquida el Banco de España y entrega la supervisión bancaria al BCE, lo mismo en el tema fiscal y en el tema presupuestario. Son los tiempos.
Como supongo que nadie está tan en las nubes como para pensar que se pueda dar un proceso independentista -en alguno de esos casos- como revolución socialista, pues dentro del capitalismo nadie en su sano juicio va a impulsar un proceso en esa dirección. Hay forcejeos pero no pasarán de ahí, es solo un regateo entre burguesías por mejorar su posición para la explotación y la acumulación. Lo que estamos viendo hoy es a Martin McGuinness dándole la mano a Isabel II, y en Euskal Herría otras cosas que tampoco me gustan nada.
¿Por que bajó en votos el KKE en Grecia (partido hermano del PCPE) en las elecciones de hace unas semanas?
El PCPE publicó un editorial del Unidad y Lucha donde se analizaba esta situación . Por otra parte Miguel Urbano publicó un buen trabajo entrando también en este análisis , yo comparto la posición que este camarada expone.
Dicho de una forma breve, en la primera convocatoria (6M) la lucha de la clase obrera griega consiguió quebrar el sistema de representación política bipartidista de la burguesía de ese país, un logro auténticamente histórico.
Por ello para la segunda convocatoria, en junio, la burguesía trazó una estrategia sacando conclusiones de lo que había pasado en la primera ocasión. Entendió que tenía que abandonar la baza del PASOK, apostó por ND, y manejó a Syriza, que se prestó gustosamente al juego.
Hicieron creer a Tsipras que ya era jefe del gobierno, con ello consiguieron acentuar la campaña anticomunista de Syriza y la dulcificación de su programa, se propició un voto útil al reformismo; el centro del ataque era el KKE, que era la única posición peligrosa para la burgesía.
Es la lucha de clases, que pone a cada uno en su lugar cuando se tensiona. Y cuando esto ocurre vemos como el reformismo muta en anticomunismo, y ahora ND asume el relamido programa de Syriza y dice que su posición es la renegociación del memorandum.
Lo único que le ha quedado a la clase obrera, después de las elecciones, es la posición consecuentemente revolucionaria del KKE y su capacidad de liderazgo de la lucha de la clase obrera. Claro que, ahora, teniendo que recuperar cierto terreno perdido en este juego de trileros que representó Syriza. Nunca debemos menospreciar el pragmatismo de la burguesía cuando se siente en dificultades.
Un saludo, y gracias, Carmelo.
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