El Ejército sirio logró el sábado tomar el control de la principal base de los grupos terroristas en el norte del país árabe. Tras duros enfrentamientos con los grupos armados en la región de Salaheddin, en el este de Alepo, las fuerzas sirias lograron controlar la base principal de los terroristas y dejaron un gran número de bajas en ese frente.
Las fuerzas del orden también, al desplegar sus tropas dentro y fuera de la ciudad de Alepo, impidieron la entrada de grupos sediciosos a la misma ciudad y así la vida ha vuelto a la normalidad.
Por otra parte, el gobernador de la ciudad de Homs, en el centro de Siria, anunció que las fuerzas sirias, con el control total de la ciudad y tras expulsar a los terroristas, pudieron restablecer la calma y la seguridad en la urbe.
En otra parte de sus operaciones, el Ejército sirio detuvo a decenas de milicianos vestidos con uniformes militares de Siria en la ciudad sureña de Deraa, quienes pretendían perpetrar crímenes con el objetivo de acusar a las fuerzas del gobierno de Siria.
Las operaciones de búsqueda de los insurgentes armados por parte de las fuerzas sirias continuó el sábado en diferentes zonas de la ciudad de Alepo y cerca de la frontera con Turquía, en las que ocho extranjeros, entre ellos un general turco, fueron arrestados y varios otros resultaron muertos o heridos.
Las fuerzas gubernamentales también han matado a decenas de terroristas en la ciudad de Idlib, situada en el noroeste del país y confiscaron gran cantidad de armas y municiones. Mientras tanto desactivaron tres bombas colocadas por parte de grupos armados en la localidad de Rif Idlib.
En la continuación de actos violentos perpetrados por grupos terroristas, apoyados por extranjeros, al menos 20 ciudadanos sirios fueron secuestrados y asesinados a manos de los insurgentes en un barrio en la provincia de Rif Damasco (Damasco Rural), en el suroeste del país. Los cadáveres de estas víctimas fueron econtrados, este sábado, dentro de una fosa común.
También la capital siria, Damasco, vuelve a la normalidad tras varios días de duros enfrentamientos. Según los datos de las autoridades sirias, el último bastión de los insurgentes en Damasco era la región de Tadamun, que es limítrofe con un campo de refugiados sirios: allí viven tanto sirios como palestinos. El retroceso de los insurgentes ha sido confirmado también por los activistas antigubernamentales que declaran, a su vez, que los rebeldes siguen realizando ataques "selectivos" -por no decir terroristas- contra el Ejército.
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