Si la gran prensa del régimen quisiera, en apenas unos minutos confirmaríamos que las valientes fuerzas que luchan en Siria contra el gobierno son mercenarios terroristas al servicio de las potencias capitalistas. Los más que rumores apuntan a que Rachid Wahbi, un taxista ceutí de 32 años, fue con otras personas a entrenarse a Turquía y a enrolarse en los grupos terroristas por la cantidad de 1000 euros al día. Esto echaría por tierra todo el montaje occidental de que en Siria hay un gobierno opresor y un frente democrático que lucha por la libertad. Idea esta que asumen incluso sectores de la llamada izquierda institucional. ¿Los despertará Wahbi?
Lo que sigue es la crónica de El País, de El Faro de Ceuta y de agencias. Las vueltas que tienen que dar para publicar la noticia y lo fácil que les hubiera sido averiguar la verdad.
Decenas de personas se agolparon, el sábado por la tarde, en la modesta vivienda de la barriada ceutí Príncipe Felipe. Entre llantos y lamentos dieron el pésame a la viuda y a los padres del joven muerto en Siria. La familia había recibido la víspera una llamada de teléfono desde Siria indicándole que Rachid era desde el 1 de junio un “mártir” (difunto) de la revolución.
Otros tres musulmanes españoles de Ceuta partieron rumbo a Siria en abril disimulando a su entorno el destino de su viaje o contándole que tenían la intención de estudiar el Corán en las madrasas (escuelas coránicas) de Damasco, según indican fuentes de las fuerzas de seguridad españolas. Todos ellos frecuentaban la mezquita de Las Caracolas, según el diario El Faro de Ceuta que desveló la información de su marcha. Uno de ellos fue el encargado de anunciar la defunción por teléfono a la viuda.
La policía investiga cómo fueron reclutados, quién costeó su viaje, qué itinerario siguieron y si se coordinaron con jóvenes marroquíes de Castillejos y Tetúan, desde donde partieron también al menos una decena de aspirantes a yihadistas. Todos ellos pasaron aparentemente por Turquía en cuyas provincias orientales el Ejército Sirio Libre (ESL), que lucha contra el régimen de Bachar el Asad, dispone de un amplio margen de maniobra.
El desmantelamiento de la Embajada española en Siria está complicando las gestiones para repatriar el cadáver del combatiente ceutí muerto en Siria y la búsqueda de sus compañeros, hasta el punto de que está teniendo que llevarlas a cabo un solo diplomático.
Según informaron a Servimedia fuentes del Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación, ese diplomático "está trabajando en ello" desde su nueva ubicación en la representación de la Unión Europea en Siria, pero "no es fácil" dado que la colonia española en el país es bastante numerosa.
Ayer se supo que Rachid Wahbi, taxista ceutí de 32 años, es el primer ciudadano español fallecido en la llamada guerra civil siria. Al parecer, él y otros dos o tres musulmanes de la ciudad autónoma se desplazaron en abril a Siria para apoyar al supuesto "movimiento democrático" que trata de derrocar al gobierno de Bachar al Asad.
Uno de ellos, que permanece en Siria, dio la noticia de la muerte de Wahbi y al menos otro se encuentra desaparecido. El diplomático español está tratando de localizarlos.
España, junto a otros países europeos, suspendió el pasado 6 de marzo las actividades de la Embajada, y el 14 del mismo mes repatrió a todo el personal de la misma, excepto dos diplomáticos que se integraron en la representación de la UE.
El ministro de Exteriores, José Manuel García-Margallo, defendió esta iniciativa como una forma de compatibilizar la necesaria atención consular a los ciudadanos españoles residentes en Siria con el reproche diplomático al Gobierno de Al Asad por la "represión contra su pueblo".
No obstante, la necesidad sobrevenida de repatriar el cadáver de Wahbi y de localizar a sus compañeros que partieron a Siria a colaborar con la oposición está presentando muchas dificultades a la exigua representación consular que ha dejado España en el país.
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