viernes, 19 de abril de 2013

[Opinión] Peter Mertens (PTB): «Ya no aceptamos que una minoría siga enriqueciéndose»

Desde el excelente resultado del PTB en las elecciones comunales y provinciales de 14 de octubre de 2012, muchas cosas han cambiado para el PTB. El partido ha crecido: cerca de 2000 nuevos miembros han ingresado en sus filas. En el distrito de Borgerhout, Amberes, el PTB forma parte de una coalición progresista y cuenta con la primera concejal de su historia. Debido a su éxito, el partido ha sido también objeto de numerosos ataques. Y después está el futuro. ¿Cómo organiza el partido esta mutación? ¿Hacia dónde va el PTB? ¿En qué consiste este socialismo 2.0 que defiende? Tantas otras preguntas que hemos querido formular al presidente del PTB, Peter Mertens.

Nick Dobbelaere

Desde el 14 de octubre, ya nadie puede ignorar al PTB. El partido cuenta también con numerosos nuevos miembros. ¿Cuántos exactamente?

Peter Mertens. Hoy en día, 6811. En 2012, más de 2000 personas se han unido a nuestras filas; es el mayor crecimiento de nuestra historia. Se han creado numerosas secciones nuevas. Todos estos nuevos miembros han venido a enriquecer al partido con una increíble suma de fuerzas y experiencia. Nos enfrentamos a inmensos desafíos: darle a cada uno un lugar en el partido; mantener el partido como partido marxista y conservar su buen funcionamiento; y responder ante los desafíos de la crisis.

En efecto, el gobierno ha adaptado su política en función de un crecimiento prácticamente nulo. Se prevé que los cierres en Ford Genk y ArcelorMittal Lieja no sean más que el comienzo de una nueva ola de despidos y reestructuraciones que va a arrasar en nuestro país (efectivamente: esta empresa se hizo justo antes del despido de 1400 trabajadores en Caterpillar Gosselies, nota de la redacción). Al mismo tiempo, el gobierno toma medidas para proseguir con el desmontaje de la seguridad social y los servicios públicos, mientras que debido a la crisis cada vez más gente los necesita.

Esta es una ardua tarea para el PTB…

Peter Mertens. Sí, este año 2013, con la ayuda de todas nuestras secciones, queremos reforzar el movimiento de lucha social. La crisis está siendo utilizada por el establishment para hacer recular al mundo del trabajo: socialmente, económicamente, democráticamente, pero también moralmente. Debemos pues construir nuevas correlaciones de fuerzas. Y ello significa que nos empeñamos en todas partes en hablar, debatir, que tenemos mucha gente que organizar: desde la más pequeña empresa subcontratada hasta las grandes empresas y oficinas, desde los barrios marginados hasta el centro de las ciudades. La gente debe atreverse a decir «no», este es el primer acto de resistencia. « No » a mayores reducciones del poder adquisitivo, a la congelación de los salarios, a la hiperflexibilidad y a los empleos mal pagados. Necesitamos un amplio movimiento de oposición que presione desde abajo para propulsar la sociedad hacia una nueva dirección.

Otros partidos sugieren que, para el PTB, es fácil atraer a nuevos miembros en un contexto de crisis como éste. ¿Qué opina usted?

Peter Mertens. Yo no sería tan categórico. Miren Alemania: el « modelo alemán », con sus bajos salarios y sus empleos hiperflexibles, no ha hecho que los trabajadores giren automáticamente hacia la izquierda. Desarrollar y reforzar a la izquierda en un contexto de descontento causado por una política neoliberal depende del trabajo de un partido marxista. ¿Funciona bien? ¿Consigue informar y organizar a la gente? He aquí lo más importante.

En 2012, más de 2000 personas se han unido a nuestras filas. Todos estos nuevos miembros vienen a enriquecer al partido con una suma increíble de fuerzas y de experiencia.

Ahora bien, mucha gente ve claramente que en el gobierno actual el PS y el SPA actúan en línea directa en contra del movimiento obrero, lo que ha causado que cada vez menos gente se vea reflejada en estos partidos. Cuando Di Rupo se va promover el sistema de los intereses nocionales en el Foro Económico de Davos, mientras que al mismo tiempo uno de los más beneficiados por este sistema, ArcelorMittal, anuncia que va a cerrar plantas en Lieja una parte de la sección de enfriamiento de una acería moderna, no necesitamos más explicaciones. Hay igualmente gente del movimiento obrero cristiano que se une a nosotros. Constatan que la participación en la lógica capitalista de los grandes bancos ha arruinado sus ahorros cooperativos, y que esta situación está siendo utilizada para tirar por la borda el trabajo de decenas de millones de voluntarios del MOC, de Vía Femenina, de la JOC y la CSC. Y sin embargo, la gente no vendría hacia nosotros si no estuviésemos presentes en tanto que fuerza marxista dinámica y creativa. Por lo tanto no hay automatismo.

El partido crece, tiene cada vez más miembros. ¿Puede integrar directamente a todas estas nuevas fuerzas?

Peter Mertens. Seamos claros, este crecimiento es absolutamente necesario. Si queremos contrarrestar la tendencia hacia la derechización creciente de las ideas, necesitamos una verdadera fuerza, un partido bien implantado. El partido tenía que renovarse y alimentarse de savia nueva, esto es innegable. Tenemos el deber de no ser meros espectadores, sino actores en la sociedad, de ser un partido vivo con influencia y peso sobre los acontecimientos.

Pero, por supuesto, la gente que se suma actualmente a las filas del PTB no conoce automáticamente nuestro programa o nuestra visión, y no necesariamente conoce muy bien el análisis marxistas. Este es el porqué, en 2013, queremos tomarnos el tiempo necesario para desarrollar la formación a todos los niveles, para reforzar la columna vertebral de nuestro partido. Podemos ser flexibles, tácticos, pero hace falta una espina dorsal, sino la flexibilidad es la de una muñeca de algodón. Perseguimos el desarrollo del PTB, pero también queremos dedicar tiempo a encuadrar y formar a nuevas personas que deseen comprometerse en mayor medida como miembros activos del PTB.

Algunos medios de comunicación han comparado en ocasiones el éxito del PTB con el de otros partidos en el extranjero: el SP en Holanda, Syriza en Grecia, Mélenchon en Francia. ¿Es comparable?

Peter Mertens. Me parece lógico que esta crisis se libere un espacio a la izquierda de la socialdemocracia, porque la socialdemocracia está totalmente vendida al capitalismo y no tiene la menor ambición de construir una verdadera sociedad socialista. Este es el caso desde hace ya mucho tiempo. Este espacio puede ser ocupado de muchas maneras distintas. A grandes rasgos, la nuestra se asemeja más, en cuanto a la organización de la resistencia y la visión de la sociedad, del Partido Comunista de Portugal que de otros partidos. Esto es así, pero no significa que no haya terrenos donde podamos trabajar con otros, o aprender de otros.

En el Foro Económico Mundial de Davos, los empresarios, banqueros y jefes de gobiernos neoliberales han declarado que la distancia considerable entre ricos y pobres se ha vuelto « problemática ». La OCDE ha afirmado que las multinacionales evaden demasiados impuestos. ¿Indicios de que los capitalistas empiezan a darse cuenta de que esto ya no puede seguir siendo así?

Peter Mertens. No. No es porque se mencione un problema que significa que se quiera resolver, ¿no es así? Pienso que han tenido que dejar constancia de ello porque eran los últimos en todo el planeta en reconocerlo.

Se afirma que se quiere hacer algo respecto a este enorme abismo, adoptar una serie de medidas simbólicas pero, al mismo tiempo, se refuerzan todos los mecanismos fundamentales que llevan a esta situación. Tomen por ejemplo la fiscalidad: en todas partes en el mundo, se suprimen las mayores tasas impositivas y – bajo presión de las multinacionales – se disminuye aún más el impuesto a las sociedades. Luc Bertrand, gerente de Ackermans en Haren, puede poner el grito en el cielo diciendo que tenemos un gobierno « marxista » en nuestro país, pero al mismo tiempo, su empresa paga un 0,002% de impuestos. Y aún piensan que esto es demasiado. Mediante esta revolución fiscal neoliberal, el Estado pierde cada año billones de euros, dinero que luego es descontado de los servicios públicos: las habitaciones sociales ya no son renovadas, las líneas de autobuses son suprimidas, las listas de espera para todos los tipos de cuidados y servicios se alargan en todos los sectores…

Estamos ante un problema sistémico, un problema intrínseco al capitalismo mismo. Los mecanismos de competencia hacen que haga falta ser cada vez más productivos, conquistar una mayor parte del mercado y, por tanto, erosionar aún más los salarios y las condiciones de trabajo, haciendo así bajar el poder adquisitivo.

¿Cuál es el sentido de estas medidas simbólicas que quieren adoptar los capitalistas?

Peter Mertens. En estos círculos se dice que va a hacer falta adoptar una serie de medidas simbólicas para contentar a la población. Numerosos economistas ya han afirmado en repetidas ocasiones en los diarios financieros que no comprenden cómo la población se mantiene tan tranquila con tales medidas draconianas. Existe un verdadero temor a la agitación social a gran escala. Y a decir verdad, cuando vemos lo que está pasando en Europa… tras cinco años de crisis económica, vamos de nuevo hacia una recesión en 2013. 26 millones de personas están desde entonces sin empleo, grupos enteros de población son condenados a la pobreza. La situación es particularmente dramática para los jóvenes: uno de cada cuatro está sin empleo. Y muchas veces, el que tiene empleo no está mucho mejor: 8,7% de los europeos con trabajo son working poors, trabajadores pobres que no llegan a fin de mes. En Alemania son incluso el 22%, ¡uno de cada cinco!

En 2013, con la ayuda de todas nuestras secciones, queremos reforzar el movimiento de lucha social.

Y por otra parte, existe una acumulación escandalosa de las fortunas en manos de unos pocos. El año pasado, un Bernard Arnault, que se ha trasladado a Bélgica gracias al dumping fiscal en Europa, pudo colocar 8,1 billones de dólares en su cuenta bancaria. Posee una fortuna personal de 28,8 billones de dólares. Esta situación, en la que una ínfima minoría está siendo autorizada a enriquecerse arrastrando así duras consecuencias para el interés general, no es democrática. No es una democracia, sino una oligarquía, en la que es la gran riqueza la que detiene el poder.

Contra esta acumulación de capital, el PTB propone una medida: la tasa a los millonarios. ¿Sería esta una solución milagrosa?

Peter Mertens. No, nosotros tenemos otra visión de la sociedad para el futuro, pero también nos hacen falta palancas políticas para ir en esa dirección. Hace seis meses, Bruno Tobback decía: « El señor Mertens quiere instaurar una tasa a los millonarios para resolver la crisis ». Nada más falso. Las tasa a los millonarios no va a resolver la crisis, pero es más necesaria que nunca, y ello por distintos motivos. En primer lugar, para remediar algo este sobre-enriquecimiento de las 200 familias más ricas de nuestro país. Durante los últimos dos años, su fortuna aumentó un tercio. Se puede imponer una « tasa de compensación » a familias como los Spoelberch y Hermanos, que controlan nuestro país y se quedan con la mayor parte del pastel.

Después, la tasa a los millonarios permitiría ingresar 9 billones de euros al año, lo que permitiría crear numerosos empleos, realizar todo tipo de proyectos necesarios como la construcción de escuelas, la contratación de muchos profesores y de personal sanitario, el desarrollo de los transportes comunes… Se podrían crear 100 000 nuevos empleos estables, en lugar de mini-trabajos infra-pagados e hiperflexibles, como en Alemania. Estas 200 familias más ricas ni siquiera lo sentirían. Este es el porqué no es tampoco una medida exagerada. La alternativa es estrujar como naranjas a la gente ordinaria – los que trabajan o están en el paro, los sin papeles – para hacer pagar la crisis.

Los partidos parecen ser unánimes: una tasa a los millonarios es irrealista. 

Peter Mertens. Es la colisión entre dos visiones: el realismo de uno no es el realismo del otro. Nosotros consideramos que es irrealista que gente que haya trabajado toda su vida ahora tengan que arreglárselas con una pensión indigna. Consideramos que es irrealista que gente que es echada a la calle por Opel, Crown Cork, Ford, ArcelorMittal y otros se vean a consecuencia de ello por debajo del umbral de la pobreza. Consideramos que es irrealista que los salarios sean congelados mientras que los beneficios de las multinacionales explotan por todas partes. En los círculos gubernamentales, se piensa aparentemente que estos es totalmente realista, pero imponer una tasa moderada a los más ricos, esto, es irrealista. Vamos a conseguir reunir 88 000 firmas para esta tasa a los millonarios, apoyada por el 75-80% de la población belga, como indican las encuestas al respecto. El apoyo a esta tasa es muy amplio, excepto en el Parlamento, parece ser. Pero no importa: antaño, el Parlamento tampoco defendía la abolición del trabajo infantil, y sin embargo se hizo realidad. ¿Por qué? Porque la voluntad era muy fuerte en los trabajadores, y la presión vino desde abajo. Es lo que también vamos a hacer con la tasa a los millonarios.

Otra cosa. Los otros medios de comunicación os interpelan a veces con los aspectos menos divertidos de los regímenes comunistas. ¿Os molesta?

Peter Mertens. Mire, nosotros defendemos un proyecto de futuro socialista en torno a una serie de ejes que consideramos necesarios en el siglo XXI para mejorar el estado del planeta y sus habitantes. Pero también sería terrible tirar por la borda las experiencias del siglo XX, ¿no? También sería intelectualmente deshonesto. Hay una serie de realizaciones logradas bajo el socialismo que valen la pena. Tanto la Unión Soviética como China evolucionaron de países sub-desarrollados a países modernos y productivos. La población tuvo allí unas posibilidades que no existían antes.

Tome por ejemplo el concepto de organización nacional de los cuidados sanitarios. ¿Tenemos que renegar de eso? Este concepto fue desarrollado en la Unión Soviética, y luego fue recogido parcialmente en Reino Unido en el National Health Service, y en nuestro país en la seguridad social. El concepto de seguridad social es un concepto socialista, no hay que olvidarlo. O tome por ejemplo la enseñanza. Hoy en día todos los estudios internacionales demuestran que es en Finlandia donde se encuentra la enseñanza más avanzada, la que da los mejores resultados en todos los terrenos, tanto en el terreno de las especializaciones como en el de la igualdad social. Pues bien, el ministro finlandés de educación dice él mismo que su sistema está basado en la enseñanza politécnica de la antigua Alemania del Este. ¿Por qué habríamos de olvidar todo esto? O tome la emancipación de las mujeres, un progreso enorme. Hoy en Cuba el 65% de los cuadros científicos y técnicos son mujeres.

Por otra parte, jamás olvidaremos hasta qué punto el socialismo fue importante para la victoria sobre el fascismo. Si 27 millones de soviéticos no hubiesen entregado su vida, el mundo sería muy diferente hoy. La Unión Soviética también había participado en la elaboración de la Declaración Universal de los Derechos del Hombre de 1948 y contribuyó activamente en el concepto de « derechos fundamentales ». La gente tiene derechos fundamentales, independientemente de su origen, género, convicción religiosa e independientemente del hecho de que tenga o no papeles. Algunas personalidades de la derecha y del N-VA en particular harían mejor en releer estos derechos fundamentales.

Debemos conservar los aspectos positivos del socialismo tal y como existió en el siglo XX de cara al socialismo del siglo XXI, esto es evidente. Pero obviamente, por otro lado, no vamos a empeñarnos en defender lo que fracasó en el plano de la democracia, la participación, la burocracia y la innovación. Hubo errores, y graves, pero éstos deben servir de lecciones para el futuro. El que no sepa aprender del pasado no puede avanzar.

Hablando del pasado, el PTB ha cambiado mucho desde su último congreso en 2008, ¿no es así? Se ha vuelto menos sectario y dogmático.

Peter Mertens. En nuestro último congreso, en 2008, definimos una línea general. El congreso determinó los ejes sobre los que queríamos trabajar. Queríamos ser un partido que se atenga a sus principios. No teníamos en absoluto el deseo de tomar el mismo camino que la socialdemocracia, de ser un partido que aspire a limar las asperezas del capitalismo y participar en la gestión de este sistema. Somos un partido marxista que lucha por una sociedad socialista moderna.

Pero también teníamos que cambiar el partido, modernizarlo. Hacer de él un partido abierto, donde cada trabajador se sienta en casa. Un partido que trabaje con gente muy diversa, con los sindicatos y en el terreno, y que no se oponga continuamente a otras organizaciones sociales. Y también un partido sin dogmatismo. El socialismo no es un libro de recetas con tantos gramos de esto y tantos gramos de lo otro. Tampoco tenemos la respuesta a todos los problemas, y no debemos dar la imagen de estar en posesión de LA verdad absoluta ni tener una actitud de maestro de escuela que ponga firmes a los alumnos moviendo el dedo. No obstante estamos convencidos de que podemos, conjuntamente con la gente, encontrar las mejores respuestas posibles. Y para finalizar, también era necesario que empezáramos a hablar otro idioma, sin puntos de exclamación, sin jerga, ¡y también con un poquito de humor, por favor! (Risas). Para hablarle a la gente, uno no se dirige solamente a su espíritu, a su simple racionalidad, sino también a sus sentimientos, con un lenguaje en forma de imágenes.

Desde entonces, hemos trabajado durante cinco años con todos estos elementos y habría que estar ciego para no ver que el PTB realmente ha cambiado.

¿Es el buen resultado electoral de 2012 una consecuencia de este cambio?

Peter Mertens. Lo es en parte. Queríamos dar el salto en Amberes y Lieja, e incluso hemos obtenido más que ello. Ahora estamos encarando el año 2014, pero tenemos que reflexionar sobre la manera de desarrollar nuestro partido en el mundo del trabajo, porque la historia nos enseña que las reformas sociales más importantes en nuestro país se han realizado después de una enorme presión desde abajo. Entonces, ¿cómo vamos a desplegar nuestra acción entre los trabajadores, con toda su diversidad? Coja por ejemplo a Ford y a sus empresas subcontratadas. A estas empresas las han dado por muertas como unas diez veces y la prensa las enterró; pero ahí se da un espíritu de resistencia que también se puede comprobar en otras partes, como en ArcelorMittal y con los trabajadores de la función pública. Sí, nos hemos convertido en un partido flexible y abierto, pero seamos muy claros respecto a esto, esta flexibilidad sirve para desarrollar mejor este espíritu de resistencia.

El PTB está por primera vez en mayoría, en el distrito de Borgerhout, en Amberes. ¿Quiere el PTB convertirse en un partido en el poder?

Peter Mertens. Hay que ver las cosas con perspectiva. Borgerhout es una comuna de 40.000 habitantes, con una población originaria de muchas partes del mundo, y también muy joven. Ahí se concentran muchos problemas: el paro juvenil, la discriminación, la pobreza, las dificultades de alojamiento… En este distrito, hemos obtenido un 17% de los votos. En 8 de los 9 distritos de Amberes, el N-VA está en el poder.

En un contexto como este, al PTB+ se le ha preguntado si estaba dispuesto a formar una mayoría progresista con Groen, el SP.a y un independiente. Nosotros consideramos entonces que, en esta situación teníamos todos que asumir una responsabilidad. No íbamos a dejar Borgerhout de nuevo al N-VA. Bart de Wever elijio Amberes como laboratorio para su república independiente de Flandes. En los próximos años, se van a adoptar en todo el territorio de Amberes unas medidas duras sobre el pueblo trabajador, para el personal de la ciudad, para los trabajadores portuarios, y también para todo aquel que resida en Amberes. En base a nuestro programa, y en la medida de lo posible, vamos a contribuir a poner sobre la mesa un proyecto social en Borgerhout. Y ello sabiendo que navegamos con viento en contra. Esto es lo que esperan también los habitantes de Borgerhout que nos votaron.

¿Tal participación en el poder es también posible en un nivel más elevado, en el plano regional y federal?

Peter Mertens. Eso no está, ni estará en el orden del día. En el contexto actual de Europa, nos parece imposible participar en una coalición gubernamental que no quiera romper con la política de la Unión Europea. Sin una mayoría coherente que pretenda llevar a cabo un programa de ruptura con aquella, sin una mayoría fuerte dispuesta a movilizar a la población contra esta política, no se puede ni hablar de participación en un gobierno. Pero de todas maneras no está en el orden del día. En 2014, lucharemos en primer lugar para que en Lieja Raoul Hedebouw sea elegido para el federal, para así tener en el Parlamento un portavoz bilingüe del mundo del trabajo de nuestro país.

3 comentarios:

  1. Podíamos aprender algo los comunistas españoles, inmersos en luchas intestinas por ver quien es el mas ·"rojo", y mientras sosteniendo un discurso y linea de lo más sectaria y dogmática.

    Muy buena la entrevista, me ha sorprendido.

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  2. Totalmente de acuerdo, cada día hay aparecen o renacen mas organizaciones de pocas personas que se autoproclaman como comunistas y poseedores de la única verdad comunista que lo único que hacen es fragmentar y confundir a los trabajadores pues unas disparan contra las otras por la competencia de sobre quien es mas comunista. Todo esto claro para gran deleite de la burguesía y sobre todo del la socialdemocracia que es la que en estos momentos esta viendo amenazada su hegemonia roble la clase trabajadora española.
    ¡Salud y República!

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  3. Los comunistas españoles no existen, existen los comunistas catalanes, andaluces, gallegos, vascos, etc...
    La gran diferencia entre Bélgica y España es que Bélgica es un pequeño Estado con dos nacionalidades bien diferenciadas y cuyos rasgos les definen como pueblos diferentes, mientras que en España los camaradas del PCE sobre todo, y en menos medida del PCPE, se empeñan en convertir en nación lo que jamás lo fué, olvidando que hay que ir de lo particular a lo general, y desde Madrid eso es imposible, porque...¿Qué sabe el de Madrid de los problemas del trabajador gallego, andaluz o catalán?.

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