Mohamed El Burhimi, activista saharaui de 22 años preso en el centro de detención de Ait Melloul (Agadir, Marruecos), murió ayer al atardecer después de una semana sin ingerir alimentos. Según el portal de noticias saharaui RASD News, el joven había iniciado una huelga de hambre el pasado 30 de abril para protestar contra la sentencia de 10 años de prisión al que lo habían condenado un tribunal militar marroquí.
Burhimi era uno más de las decenas de prisioneros políticos recluidos en las prisiones del Estado marroquí que se encuentran actualmente en huelga de hambre, algunos de ellos desde hace más de 60 días, para exigir una solución a la situación general de las prisiones marroquíes y, en el caso del joven muerto, la libertad de las activistas encerradas para luchar por la libertad del pueblo saharaui.
A principios de marzo pasado, por ejemplo, decenas de militantes del sindicato estudiantil Unión Nacional de Estudiantes Marroquíes (UNEM) iniciaron una huelga de hambre para protestar contra las condiciones de su detención, el 17 de diciembre pasado, y para denunciar los maltratos y torturas que sufren. Por otro lado, 12 presos del Movimiento 20 de febrero -movimiento social y político que reclama la democratización del Marruecos- dejaron de ingerir alimentos de forma indefinida el pasado 1 de mayo una huelga indefinida para exigir que se escuchen las demandas de los activistas encarcelados, e hicieron un llamamiento a generalizar todavía más este método de protesta a todos los centros de detención.
A pesar de que es difícil calcular el número exacto por las detenciones y los juicios que se suceden continuamente, se calcula que actualmente hay unas 200 personas encarceladas -de entre ellas unos 100 activistas saharauis- en Marruecos y en los territorios ocupados del Sáhara Occidental por ejercer los derechos de expresión y manifestación, por formar parte del Movimiento 20 de febrero, de sindicatos de trabajadores y estudiantiles y por participar en huelgas laborales.
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